¿No vieron ni olieron la mierda?

Madrid

Eduardo Zaplana ha sido detenido hoy por los presuntos delitos de blanqueo de capitales, delito fiscal, prevaricación, malversación de caudales públicos y cohecho. El PP ha anunciado su suspensión de militancia. La reacción rápida del partido no mitiga la estupefacción. Porque Zaplana es de esos personajes cubierto desde hace años por la sombra de la sospecha y su partido, lejos de investigarlo a fondo y actuar en consecuencia, no ha dejado de promocionarlo. Desde que dejó la presidencia de la Generalitat valenciana, en donde presuntamente cobró las comisiones ilegales que ahora intentaba blanquear, ha sido ministro, diputado y portavoz parlamentario. O no lo vieron o miraron hacia otro o no les importó. Da lo mismo. Cualquiera de las actitudes habla de un desgobierno impropio de un partido de gobierno.

La noticia se ha cruzado hoy con la citación como investigado del secretario de Estado de Hacienda por presuntos delitos de prevaricación, falsedad en documento mercantil, malversación, cohecho y tráfico de influencias, durante su mandato como alcalde de Jaén. Respetando la presunción de inocencia, cabe plantearse si su circunstancia procesal es la mejor tarjeta de presentación para uno de los guardianes de las arcas del Estado. Y la respuesta parece evidente.