Ya no parece inviable
Las opciones de Sánchez parecen mayores a medida que pasan las horas, y a medida que Cospedal encadena disparates
La moción de censura de mañana es distinta a todas porque el candidato a presidente no presenta un programa de gobierno al uso, integral en su contenido y previsto para un cuatrienio, sino un plan de emergencia limitado en el tiempo para, dice, estabilizar el país y convocar elecciones. Y planteado así, entiendo que esta moción de censura forma ya parte de la próxima cita electoral, como el primer acto de una única función. Y por eso creo sinceramente que el PSOE se juega cosas de más alcance en el discurso de Sánchez y en el debate que en el resultado de la votación. En el caso de que le fuera favorable, ya hoy no parece inviable, tendría la gran satisfacción de haber derrotado a Rajoy, pero tardaría muy poco en mostrar que con sus 84 escaños su objetivo de estabilizar el país será un brindis al sol. Tras un breve paso por la Moncloa, Sánchez y el PSOE podrían llegar a las elecciones como un globo no fortalecido sino pinchado. Sin embargo, el discurso y la imagen que ofrezca Sánchez puede ofrecerle beneficios de más largo recorrido. Si consigue dejar en evidencia a Rajoy -que tras una sentencia como la de Gürtel no tiene la dignidad de dimitir y, más aún, nos chantajea para que traguemos con la indecencia a fin de evitar la inestabilidad-, si Pedro Sánchez es capaz de presentar una visión de España, de la política, y de sí mismo que saque al PSOE de la irrelevancia y le vuelva a conectar con su electorado potencial, la iniciativa habrá sido un éxito, sea cual sea el resultado. Se habrá situado en magnífica posición ante la próxima cita en las urnas.
Ahora bien, si lo que le interesa de verdad a Sánchez es ganar la moción, pase luego lo que pase, lo inteligente sería, más que proponer-consensuar la fecha de unos próximos comicios si obtiene la victoria, fijar dicha fecha ya. Fijarla y anunciarla en su discurso de mañana, y fijar además para pronto, para octubre. Tomaría así la delantera a Ciudadanos y le encajonaría en una disyuntiva delicadísima: o apoyar su moción, pues incluiría lo que Ciudadanos dice desear, elecciones en octubre, o dejaría al descubierto su sostén a Rajoy. En todo caso, las opciones de Sánchez parecen mayores a medida que pasan las horas, y a medida que Cospedal encadena disparates.
Ya no parece inviable
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