¿Entre los presos hay clases?

Madrid

La Audiencia Nacional ha dictado que Rosalía Iglesias, la mujer de Luis Bárcenas, pueda eludir la prisión si deposita una fianza de 200.000 euros. Los magistrados creen que el riesgo de fuga se reduce al encontrarse su marido ya en la cárcel. Ayer esta mujer pidió patéticamente que la dejasen en libertad para que su hijo al menos se quede con su madre. Y no pondremos en duda su amor de madre ni la dolorosa situación de su hijo, pero el dolor que pretende evitarle a los 29 años ya podría haberlo previsto cuando cometió la ristra de delitos por los que ha sido condenada.

Parece que Rosalía Iglesias tiene problema para reunir la fianza impuesta y esta noche dormirá en prisión. Pero lo que suscita preguntas es la diferente vara de medir empleada por la justicia, por ejemplo, con los líderes catalanes en prisión provisional desde hace siete meses y el utilizado ahora con la esposa de Bárcenas, sobre la que ya pesa una condena que será recurrida. Seguro que la ley tiene recodos que lo hacen explicable pero se entenderá también que parezca inexplicable.