Contigo dentroContigo dentro
Ocio y cultura

Sexo para recordar

Se acabó como se acaban todas las historias, se acaban todas las películas y se acaban todas las canciones...

Getty Images

Madrid

Nos atamos con lazos invisibles a las personas con las que decidimos tener la más mínima relación. Aprendemos a manejar cómo deben ser las ataduras profesionales, decidiendo la implicación emocional a la que llegará. No me gusta que mis amantes surjan en el trabajo, tengo devoción absoluta por los que se amoldan a la crudeza de mi calendario, me enamoro hasta las trancas de los que me hacen reír y creer que a su lado, puede que no sea más fácil pero sí menos doloroso. Necesito que compense estar acompañada para no estar sola. Lo mejor de obligarme a responsabilizarme de mis propios actos es que ya puedo decir que no estoy con quien no me merece la pena.

Se acabó como se acaban todas las historias, se acaban todas las películas y se acaban todas las canciones. Por mucho que te gusten, terminan acabándose. Puede hasta que se acabe porque, como decía la más grande, se nos rompió el amor; no sé si de tanto usarlo pero sí de manosearlo. Terminar la que ha sido tu gran historia de amor escuece más cuanto más tardas en amputar, dejando que se pudra como si eso lo salvara de la muerte.

Tuve un amante que me ató al cabecero de la cama sin querer amarrarme a su persona. Otro que me enseñó a quererme a través de todos los deseos que quiso cumplirme. Me enamoré locamente del que me prometió ponerse el mundo por montera a cambio de que que saltáramos de la mano al vacío de aquella locura. Tuve una amante que me enseñó a querer de otro modo. Otra que me permitió compartirla.

Lo mejor de tanto sexo es que nos deje un bonito recuerdo. No lo empañemos nunca.

Sexo para recordar
 
  • Cadena SER

  •  
Programación
Cadena SER

Hoy por Hoy

Àngels Barceló

Comparte

Compartir desde el minuto: 00:00