El enigma de las bases del PP

La decisión de Rajoy de irse sin designar sucesor ha obligado al PP a vérselas con una asignatura que tenía colgada desde primero de carrera: la democracia interna. El no de Núñez Feijóo acabó con la esperanza de prolongar la tradición del dulce sometimiento sin debates ni disputas y ahora los populares padecen los temblores que Erich Fromm escribió en ‘El miedo a la libertad’. En efecto, como si quisiera dar la razón al filósofo alemán, el primer movimiento del PP en su nuevo tiempo lo marcó el miedo. El miedo de Feijóo a perder un confortable “pájaro en mano” en Galicia a cambio de “un ciento volando” lleno de incertidumbres en Madrid. Y ahora toma el relevo otro miedo, el que inspira la batalla Soraya Sáenz de Santamaría - María Dolores de Cospedal, por si desgarra las costuras del partido.

Veremos si a la luz del día este enconadísimo enfrentamiento subterráneo es algo de sustancia ideológica, entre conservadurismo y liberalismo, tiene algo de diferentes modelos de partido, o es simple lucha por el poder -y de egos desatados-. Pero haríamos muy mal en circunscribirlo todo al morboso combate entre estas dos abogadas del Estado fuertes y curtidas porque hay más aspirantes, y hasta que se cierra la ventanilla aún cabe alguna sorpresa, y porque lo ignoramos todo sobre el pensamiento de una militancia numerosísima cuya voz no hemos oído nunca salvo para aclamar y que, por primera vez, va a ser decisiva. Y en la cual, militancia, hay un porcentaje de jóvenes que no sabemos cómo piensa, no sabemos si ve a ambas, a Soraya y a Cospedal, como parte del mismo pasado, lastre que hay que soltar para mirar hacia el futuro, y deciden lanzarse al apoyo de la candidatura generacional de Pablo Casado. A no ser que éste, a su vez, se vea cazado por el problema de su currículum académico. En fin, que lo sabemos casi todo sobre los elegibles pero no sabemos absolutamente nada sobre los que los han de elegir.