Tarragona, oportunidad real

Madrid

¿Y si resulta que el deporte nos sirve como pomada, como antiinflamatorio, para restañar heridas y para curar golpes? No estoy hablando del Mundial de Fútbol, no; estoy hablando de los Juegos del Mediterráneo, que se inauguran este viernes en Tarragona.

El viernes estaremos abriendo ‘La Ventana’ en el Teatro Tarragona, espero que acompañados como siempre de un montón de oyentes, para dar la bienvenida a los juegos. Pero eso no es lo más importante; lo más importante es que esos Juegos del Mediterráneo han sido posibles gracias a la colaboración entre todas las administraciones, con gobiernos de distinto color político y además suponen una de las escasas buenas noticias que en los últimos tiempos produce Catalunya.

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Si finalmente coinciden en el acto inaugural el presidente del Gobierno español, el president de la Generalitat –el alcalde de la ciudad, lógicamente- y el Rey, esa es una imagen que a estas alturas tendría un notable valor en términos de recuperar una cierta normalidad.

Quizás por eso el soberanismo catalán ya ha puesto algunas condiciones. Se le piden gestos al Rey, se lo han dicho por carta, le reclaman explicaciones por no haber condenado los porrazos de la policía contra ciudadanos el 1 de octubre, pero también se ofrecen al diálogo. Es más, el president Torra le propone incluso una reunión al Rey en Tarragona, que busque un ratito para estar a solas.

Vamos a ver, la propuesta tiene su parte de trampa, de trampa quiero decir de oferta interesada, de llevar al Rey a tu terreno porque en ningún momento de la carta, ¡en ninguno!, se hace referencia al flagrante incumplimiento de la ley, al error clamoroso de la vía unilateral, que por cierto ha llevado a gente a la cárcel o a huir al extranjero; y que además ha ahondado en la división civil en Catalunya.

De eso no se dice nada en la carta, pero ¿saben una cosa? Yo creo –y lo creo sinceramente- que esta es una oportunidad; y que Felipe VI podría –y tal vez debería- aprovecharla; simplemente con un gesto, no le compromete a nada, pero con un mensaje de que la corona –en lo que pueda- está por la distensión.

Yo hace tiempo que mantengo que en todo este lío existen dos bloques muy claros: Los que quieren resolverlo de la mejor manera posible, hablando, cediendo, negociando; o los que quieren ganar por goleada y a la brava. De unos y de otros los hay en todas partes, en todos los bandos si lo prefieren. Pero yo, sinceramente, preferiría que el Jefe del Estado estuviera entre los primeros. Y que además lo hiciera notar. A ver qué pasa el viernes.