¿Bebemos por encima de nuestras posibilidades?

Madrid

La Encuesta Nacional de Salud, la radiografía del cómo nos encontramos, nos ofrece una de cal y otra de arena sobre dos consumos de riesgo. El de tabaco sigue a la baja, aunque uno de cada cinco españoles fuma a diario, pero el consumo diario de alcohol sube un 8% en los últimos cinco años rozando el 15% de la población y mostrando una diferente tendencia por sexos: casi el 23% de los hombres frente a poco más del 7% de las mujeres toman alcohol a diario.

No perderemos el tiempo en ilustrar la herencia histórica de estas tendencias ni la facilidad y permisividad con que se fomentan. Pero sí que es preocupante observar cómo la costumbre se instala en edades cada vez más tempranas, en torno a los 13 años, y cómo ese consumo se vuelve compulsivo en atracones de fin de semana. En una encuesta del Plan Nacional de Drogas, uno de cada cinco jóvenes reconocía haberse emborrachado en el último mes, uno de cada tres había consumido cinco o más copas en apenas dos horas y, lo que es peor, la mitad de ellos no creía que esa voracidad ocasione problemas de salud. Si el consumo prematuro ligado a la inconsciencia sobre las consecuencias lo mezclamos con que el alcohol se asocia al ocio y a las relaciones sociales, el cóctel final resulta explosivo y no invita al optimismo.