¿Rectificar es de sabios o de tontos?

Madrid

En el debe de los 100 días del gobierno de Pedro Sánchez se acumulan un puñado de notables rectificaciones. Pero el mal está extendido. La última, chusca, la de la consejera de Economía y Hacienda de Castilla y León, Pilar del Olmo, que propuso ayer que los pequeños comercios cobrasen a los clientes por probarse la ropa como idea innovadora para modernizar el sector. Portavoces del sector calificaron la cosa de “ocurrencia” y “patochada”, mientras los ciudadanos de a pie se desahogaban en las redes.

Ante la polémica levantada, la consejera ha dicho hoy que nunca fue una propuesta oficial sino sólo un ejemplo con el que, rizando el rizo de lo surreal, ni siquiera está de acuerdo. En fin, se dice que rectificar es de sabios. Pero más sabio aún es no decir tonterías que después haya que negar. Y esta premisa universal ha de tenerla especialmente presente una persona pública cuando tiene micrófonos y cámaras delante. La consejera, no obstante, está satisfecha porque su desliz ha abierto un debate. Parece que no se ha dado cuenta de que el debate abierto nada tiene que ver con las innovadoras ideas para modernizar el pequeño comercio.