¿Quién apaga a los incendiarios?

Madrid

Dice Quim Torra a sus chicos más violentos que hacen bien en presionar. Así que la muchachada, ánimo que el jefe nos arenga, se lanza contra los Mossos y lo que haga falta, se salta las barreras y aporrea las puertas del Parlament, sitio histórico donde antes hablaban los demócratas, ahora convertido en monumento inerte y sin sentido, que la vida política civilizada ha desaparecido de Cataluña porque así lo han decidido los independentistas más fanáticos. Pero Torra debería aclararnos a quien quiere que presionen sus enmascarados guerreros. ¿Al Gobierno central? ¿A más de la mitad de los catalanes que no admiten ese trágala? ¿O es a sí mismo, president fantasma que ni pincha ni corta, buen vasallo del señor de Bélgica, que necesita los ánimos de sus fuerzas de choque que no le proporcionan la razón?

Para acabar de empeorar el panorama, enfrente tenemos a los pimpollos Casado y Rivera, encantados con la táctica del cuanto peor, mejor, para qué queremos el diálogo si podemos prender fuego a toda Cataluña. ¿A qué viene ahora esa propuesta de ilegalizar a nadie? ¿Alguien podría explicarle a este vetusto Ojo, tan sufrido, por qué nos han caído en suertes estos personajes, Torra y Casado, tan propensos al lenguaje incendiario? Sepan que quien siembra vientos, recoge tempestades, dicen los clásicos. Solo confiamos en que el Gobierno, ojalá, desoiga las provocaciones.