Lo que Jacobo Parages aprendió del dolor
Desde hace 20 años Jacobo Parages convive con la espondilitis anquilosante, una enfermedad que le obligó a dormir sentado durante seis años.
Para superar la enfermedad, se puso varios retos deportivos como cruzar a nado el Canal de Menorca y el Estrecho de Gibraltar
Acento Robinson: 'Lo que Jacobo Parages aprendió del dolor' (07/10/2018)
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Madrid
"La espondilitis anquilosante ataca a las articulaciones de la columna vertebral y provoca dolor y rigidez y enormes dificultades de movilidad. Es una enfermedad reumática inflamatoria y crónica", quien así explica esta enfermedad es Jacobo Parages, que la padece desde hace 20 años.
"Yo he tenido dolor todos los días durante 12 años de mi vida, desde la mañana hasta la noche era más allá de la noche. Salir de la cama era una tortura, salir del coche era una tortura, estornudar era una tortura porque te agita el cuerpo entero. Es como si te clavasen un puñal. Cosas rutinarias del día a día. Se me caía un bolígrafo y no podía agacharme a recogerlo… Yo decidí vivir un poco en silencio. Mi opción fue el no compartir hasta que no me preguntarán", cuenta.
Parages, que pasó de dormir sentado durante varios años a dar la vuelta al mundo en 15 meses, explica en una extensa entrevista en ‘Acento Robinson’ que su vida cambió de arriba a abajo por el deporte.
"Es un dolor crónico muy extremo, pero a los 40 años decidí que tenía que empezar a hacer algo de deporte, sobre todo para romper esas barreras que nos creamos cuando hay algo que no nos gusta en nuestra vida. Me tiré al agua para nadar muy despacito y muy poco y entendí que podía romper esa barrera", explica el empresario dedicado al marketing y la comunicación que entre otras cosas da conferencias sobre superación.
"Al cumplir 40 entré en un en un tratamiento entonces experimental que es el que sigo teniendo ahora y a través de ese entrenamiento he conseguido paliar el dolor", explica con detalle Parages.
Más tarde llegaron retos deportivos mayores como cruzar a nado el Canal de Menorca y el Estrecho de Gibraltar. Y más tarde el de dar la vuelta al mundo durante durante algo más de un año. "Fui a dar la vuelta al mundo 15 meses con la mochila y tomando seis antiflamatorios al día. La posibilidad de que me diese un brote en mitad de Pakistán existía. De hecho pasó. Pero es que te puede pasar". "Hay un antes y después clarísimo desde la vuelta al mundo. Luego volví a la vida normal pero era alguien distinto a la persona que salió", dice también.
¿Cómo se pasa de no poder siquiera coger un boli que se te cae al suelo a dar la vuelta al mundo con una mochila al hombre? "Estoy convencido de que el gran enemigo son sus propios miedos".