Médicos Sin Fronteras denuncia el abandono de los rohingyas

Madrid

"Las condiciones siguen siendo muy complicadas y muchas necesidades básicas no están cubiertas". Esta es la denuncia de María Simón, voluntaria de Médicos Sin Fronteras que acaba de regresar de uno de los campos de refugiados rohingyas situados en Bangladesh.

Todo comenzó en agosto de 2017, cuando más de 700.000 personas comenzaron a huir de la persecución y violencia de las fuerzas armadas del ejército de Myanmar -antes Birmania-. Más de un año después, su situación sigue siendo crítica. Por este motivo, este martes, Médicos Sin Fronteras ha inaugurado en Madrid la exposición ‘El Éxodo Rohingya’.

María Simón, que ha reconocido que en los campos "muere gente", ha alertado de la falta de agua potable e higiene y ha señalado también la incertidumbre con la que viven los rohingyas, de los que el 80% son mujeres y niños: "No saben qué va a ser de ellos en el futuro".

Pero la preocupación de las organizaciones humanitarias no se centra únicamente en el estado físico de los miles de refugiados rohingyas. La salud mental es una de las prioridades de Médicos Sin Fronteras: "Muchos padecen pesadillas recurrentes, insomnio, ataques de ansiedad, pánico... La presión que tienen en los campos es tremenda", ha afirmado Simón.

Lecciones de dignidad

A 'La Ventana' también se ha asomado David Noguera, presidente de Médicos Sin Fronteras en España, que ha destacado las "lecciones diarias de dignidad" que dan estas personas. Y ha afirmado: "Tenemos que mirarlos con una mirada de compasión, de humanidad, pero también con la dignidad que se merecen".