Sánchez, entre la dignidad y los intereses

Madrid

Pocas veces el eterno litigio entre principios e intereses se ha manifestado de forma tan descarnada como en el atroz caso de Jamal Khashoggi, el periodista saudí que aun sabiéndose más que perseguido se metió en la boca del lobo de su embajada para conseguir un documento que le permitiera casarse con su novia turca. Una imprudencia tras la cual llegó el horror.

¿Qué dirá hoy Sánchez en el Parlamento? Es fácil pronosticar que en cualquier caso tendrá que columpiarse. A falta de una política europea común, cada país va por libre: Alemania abandera las filas de la dignidad y Sánchez y todos los partidos españoles con él se alistarían sin grandes dificultades en esas mismas filas si no hubiera elecciones en Andalucía dentro de 35 días, pero las hay. De modo que lo esperable es que el presidente nos ofrezca hoy una colección de piruetas gimnasticas en todas las direcciones.

Y en el resto del mundo no es cinismo sino realismo pronosticar qué ocurrirá. Un primer tiempo, en el que estamos ahora, para la dignidad: acuerdos cancelados, grandes advertencias, ausencia de dignatarios y de grandes empresarios en el foro sobre iniciativas e inversiones de futuro, el Davos del desierto que se inauguró ayer, Y en cuanto se apague el fuego, pues regreso a los intereses. Atención al detalle: algunos grandes dirigentes empresariales dieron la espalda al foro, sí, pero mandaron representantes, de segundo nivel, pero allí estuvieran, y las grandes empresas rusas y chinas mantuvieron su presencia.