Sobreactuaciones

Madrid

En la política se llevan las sobreactuaciones. Desde la tribuna del Congreso, desde las salas de prensa, desde donde sea se intenta marcar la agenda informativa con golpes de efecto que tienen más de efectistas que de realistas. Pablo Casado llamó golpista al presidente del gobierno, para luego suavizar la acusación; Pedro Sánchez anunció que rompía relaciones por eso con Pablo Casado sin explicar en qué consiste esa ruptura. Grandes eslóganes que quedan en nada pero que nos dan munición a los medios para seguir alimentando la caldera.

Si frenamos un momento, si dejamos correr el aire y nos paramos a analizar todo esto nos damos cuenta de que es la nada, que de lo que se trata es de colar la frase porque cuando se pregunta por la explicación a duras penas existe. En el apartado de los gestos incluimos hoy también el anuncio del gobierno de recurrir ante el Tribunal Constitucional la reprobación del rey en el Parlamento de Catalunya, a pesar de que el Consejo de Estado se ha manifestado en contra de esta iniciativa, porque considera que lo que se aprobó en el Parlament es una simple resolución declarativa.

¿Por qué el gobierno no hace caso a la resolución del Consejo de Estado que, aunque no sea vinculante, tiene un peso importante? Tiene miedo de que una marcha atrás en su anuncio de recurso al Constitucional se convierta en munición para el PP o Ciudadanos, que cuestionan insistentemente el apoyo que los independentistas le dieron para ganar la moción de censura. Esta vez es el gobierno el que sobreactúa, probablemente para esquivar críticas sin fundamento, endosándole un problema al Tribunal Constitucional y judicializando, una vez más, la política.

Suerte que es viernes, esperemos que el fin de semana corra el aire.