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Khalida Popal, la voz de las futbolistas afganas

Khalida Popal fue la primera capitana de la selección de Afganistán de fútbol femenino.

Tuvo que huir del país por el riesgo que suponía defender los derechos de las mujeres

Acento Robinson: 'Khalida Popal, la voz de las futbolistas afganas' (04/11/2018)

Acento Robinson: 'Khalida Popal, la voz de las futbolistas afganas' (04/11/2018)

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Madrid

Khalida Popal es mujer y futbolista. Por ambos motivos tuvo que huir de su país. Afganistán. "En Afganistán las mujeres son personas de segunda. En mi país se ven a las mujeres como sirvientas. Las mujeres se enfrentan a una tremenda violencia. Siempre supe que quería ser la voz de las mujeres que no tienen voz y no fue fácil", dice Popal a Michael Robinson. 

Khalida Popal, que nació en Kabul en 1987, fue la protagonista del último programa de 'Acento Robinson' y en una reposada entrevista explica que encontró en el fútbol la mejor forma de luchar por los derechos de la mujer. "Empecé a jugar al fútbol en 2003 pero antes jugaba con mis hermanos. Soy la única chica de tres hermanos y en casa nunca sentí esa diferencia que sí noté cuando salí fuera".

"Durante el régimen talibán las mujeres no podían salir de casa. No iban a escuelas. Justo después de que los talibanes perdieran el poder, yo empecé a jugar al fútbol y utilicé ese deporte para cambiar la cultura de los talibán", relata. 

La primera capitana de la selección de Afganistán de fútbol femenino relata que aquel primer partido "fue como un sueño hecho realidad. Hicimos historia. Cuando comenzamos a buscar a mujeres la gente se reía de nosotras pero el día que nos pusimos la camiseta de la selección nacional y sonó el himno de Afganistán fue memorable", cuenta. 

En 2011 Khalida Popal tuvo que huir de su país. "Desafortunadamente cuando mi voz se empezó a escuchar más, me enfrente a muchos retos. El número de enemigos se hizo más grande también. Era una lucha por el poder. No quería ver a una chica joven con el poder. Tenían miedo y por eso fue algo tan peligroso estar en mi país". 

"Cuando empezamos éramos unas pocas y yo. Ahora somos muchas más de 5.000. Hoy siento que todo ha tenido un impacto enorme. Ha sido un enorme éxito en mi vida. Todavía puedo ser la voz de las que no la tienen", cuenta orgullosa.

¿Cómo fue el momento en el que se tuvo que marchar? "Nunca me olvidaré de ese momento. Mi vida cambió de la noche a la mañana. Tenía que irme de mi país. No tenía opción. No tenía forma de protegerme. Desafortunadamente el Gobierno no me podía proteger. "Sabía que me podían disparar pero tuve suerte. Tuve mucha suerte", responde Popal.

Las siguientes paradas fueron India, Pakistán y por último Dinamarca "Tuve mucho estrés. Empecé a vivir en un centro de acogida. Tenía tanto estrés que me diagnosticaron depresión. aún quería jugar con la pelota mágica del fútbol. Quise introducir el fútbol en el centro de acogida para ayudar a esas mujeres, algunas de ellas se habían intentado suicidar... Jugar les ayudó a olvidar por un rato sus circunstancias. Aquel fue el momento en el que me decidí a crear mi propia organización".

"He acabado en Dinamarca, que comparado con vivir con Afganistán es una vida de ensueño. Pero yo nunca quise esa vida de ensueño. Mi misión es más importante que cualquier otra cosa en mi vida", cuenta.

"En 2015 comencé un proyecto con la marca Hummels que consistía en dar la oportunidad a mujeres de países musulmanes en los que las mujeres están obligadas a llevar hiyab. Hay mujeres en esos países que les encanta jugar al fútbol pero no tienen equipamiento necesario para ir al campo y jugar. Así que creamos este hiyab unido a la camiseta de juego", relata Khalida Popal.

 
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