Gibraltar seguirá como está

Barcelona

Es como un ritual iniciático. Todo gobernante español necesita en algún momento levantar la bandera de la reivindicación de Gibraltar y siempre acaba igual: todo sigue como estaba. El presidente Sánchez ha aprovechado la negociación del Brexit para cumplir con este ejercicio simbólico. Y ha amenazado con vetar el acuerdo si España no tiene la última palabra en este tema. Al teléfono, Theresa May se lo ha dejado bien claro: “la soberanía británica de Gibraltar será protegida”. Que es lo mismo que respondería el presidente Sánchez si le preguntaran, por ejemplo, por Ceuta y Melilla. O sea, que el acuerdo sobre el Brexit tardará más o menos, pero Gibraltar seguirá como está.

120 juristas de toda España dicen que las acusaciones de rebelión y sedición contra los independentistas catalanes no tienen base jurídica y que suponen una alarmante banalización de estos dos delitos. Una apelación a un derecho fundamental como el de manifestación no puede confundirse con una rebelión. En realidad esta banalización por la vía de la criminalización de todo lo que se mueve es uno de los graves problemas que tiene la política española. La historia de este país ha sufrido demasiado el golpismo, el fascismo y el terrorismo como para que estas expresiones se utilicen con frivolidad. Hay que ser exigentes con el uso de las palabras. Y defender los espacios de libertad contra los que quieren estrecharlos demonizando a todo el que disiente.

Amazon pretende que la Policía Nacional entre en su centro logístico de San Fernando para impedir una huelga de personal. Afortunadamente la policía les ha recordado que la legalidad española protege el derecho de huelga como fundamental. Dicen que Amazon es uno de los poderes que está destinado a gobernar el futuro. Todo por la logística. Adiós, democracia, adiós.

La OCDE sugiere que España tiene que concentrar su gasto social en las rentas bajas y defiende la subida del salario mínimo a 900 euros. Es decir, han de venir los de fuera a decirnos lo obvio, que la derecha no quiere ver. Y me temo que seguirá negando.