¿Histórico?

"Histórico", nos repiten aquí y allá. "El acuerdo Reino Unido-Unión Europea es histórico". "El compromiso sobre Gibraltar es histórico", dice el Gobierno. "Un desastre histórico", sostiene la oposición. Tras 45 años de tormentosas relaciones es verdad que el divorcio entre Reino Unido y Europa está cerca. Y que Europa en resumidas cuentas sale viva y limita los daños. Pero esto tiene muy poco de histórico, me temo.

Los británicos tragan con la factura, tragan con la frontera blanda en Irlanda, tragan con los derechos de los ciudadanos, tragan con un período transitorio en el que tendrán que regirse con la jurisdicción europea. Pero los británicos no son bobos, y además tienen aliados dentro, como hemos visto con el sainete de Gibraltar. Y sobretodo lo hemos visto con la fórmula cocinada en las últimas semanas con la que Londres pone un pie en la puerta de la UE a través de un comité conjunto que podría ser la semilla de lo que andaba buscando Theresa May desde el principio: irse sin acabar de irse, con todas las ventajas y sin las obligaciones.

Histórico, oímos por todos lados. Pero ya veremos si May convence a su Parlamento. Histórico sería que les dijera a los británicos que votaron en referéndum sin saber las consecuencias de ese voto, que serán nefastas.

Histórico sería que Europa reconociera también que estamos un Frankenstein político muy difícil de Gibraltar.

Y para acabar, lo histórico de Gibraltar. España ha conseguido un arreglo decente, pero es una victoria con limitaciones. Desde luego no es una humillación histórica como vende Casado pero tampoco el triunfo histórico que promete Sánchez. No le hemos dado la vuelta al tratado de Utrecht.

La modernidad, me temo, es esta inauguración permanente de la historia. Pero este soniquete de lo histórico es cansino.