Carta a los reyes

Madrid

Seguro que esta semana ya han empezado a recibir, sobre todo a través del móvil, las primeras felicitaciones de Navidad y de buenos deseos para el año próximo.

Yo quiero compartir una, que me ha llegado hoy mismo, y que creo que podrían aprenderse de memoria y recitar como si fueran los diez mandamientos. Podrían aprenderse los –y las- que nos han metido en un berenjenal de aúpa. Pienso en el lío de Catalunya, claro –sobre todo en un día como hoy- pero no sólo. Creo, sinceramente, que sirve para todo. Recuerdo que es una felicitación navideña, y dice así:

Que el año 2019 nos traiga:

• Políticos capaces de dialogar, aquí y en todo el mundo.

• Que entiendan que dialogar no consiste sólo en hablar, sino básicamente en escuchar.

• Que pactar supone ceder, pero ceder no significa perder; sino ganar un acuerdo.

• Que no olviden nunca que su tarea más importante es ayudar al progreso de los ciudadanos.

• Y que el auténtico progreso sólo se consigue con la paz social, empujando todos en la misma dirección.

No sé ustedes, pero yo este pequeño tratado de sentido común lo difundiría “urbi et orbe”. Ya sé que alguien estará pensando: “Vale, vale, muy bien; pero son sólo buenas palabras”, pero no, o no sólo.

Yo creo que en esta modesta felicitación de Navidad –o carta a los reyes, si lo prefieren- se condensa el ADN de lo que en verdad debería ser la política. Y que podría resumirse, además, en un concepto: “Los políticos están para solucionar problemas, no para crearlos”.

Dicho lo cual, ¿ustedes creen que nos harán caso, que alguien tendrá un ataque de responsabilidad y aparcará la calculadora de votos y de intereses propios? Pues no, seguramente no. Pero por pedir –y por soñar- que no quede.