¿Inquisición 3.0?

Madrid

Leemos en El País una información inquietante. Cuenta Ángeles Espinosa que tres personas críticas con el extremismo islámico han recibido un mensaje de Twitter advirtiéndoles que sus tuits podrían violar la ley de blasfemia de Pakistán. La cuestión es que ninguno de ellos es de Pakistán o vive allí, y consideran el aviso como un intento de coartar su libertad de expresión. Twitter niega la acusación, aunque reconoce que “de vez en cuando puede ser necesario retirar el acceso a ciertos contenidos en un país concreto”.

La noticia coincide con el reciente lanzamiento de una aplicación llamada Smart Pakem, promovida por el gobierno de Indonesia, que permite denunciar a blasfemos y que se puede descargar en la tienda virtual de Google. Ya sabíamos de la extraordinaria capacidad de adaptación del mercado global a lo local, la que ha llevado a China a convertirse el líder mundial en fabricación de hostias, incluso del peligro de que las redes pudieran ser usadas por organizaciones criminales, pero no pensamos nunca que siendo adalides de la libertad pudieran convertirse en soporte o instrumento, o al menos parecerlo, de una nueva inquisición 3.0.