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Justicia para Marielle Franco

La madre de la concejal y activista brasileña Marielle Franco, asesinada en marzo, mantiene una lucha por que se investigue el caso y se haga justicia. Acompañada de Amnistía Interncional, Marinette da Silva denuncia la falta de protección del estado brasileño y defiende que continúe el activismo frente a quienes quieren silenciarlo

"Confiamos en la investigación que se está llevando a cabo"

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Marielle Franco, concejal y activista por los derechos humanos en Rio de Janeiro fue asesinada de cuatro disparos cuando volvía de participar en un acto con mujeres negras feministas. Nueve meses después, hablamos con su madre, Marinette da Silva, que no ha dejado de luchar por obtener justicia. Da Silva cuenta que han sido “unos meses de mucho dolor”, consciente de que ha sido “un caso muy simbólico”, pero tiene esperanza en las investigaciones que se están desarrollando y en que el resultado sea positivo.

Marielle se convirtió en un gran símbolo de la lucha feminista y por los derechos LGTBI. Nació en la favela de Maré, creció allí y se graduó en la universidad estando en esa favela. “Simbolizaba la resistencia, luchaba contra la desigualdad y contra todo tipo de injusticia. Era una activista, una mujer negra que siempre se ha puesto al servicio de los demás”, recuerda su madre.

Siguen sin saber quién está detrás de su asesinato, aunque saben que Marielle ha incomodado a mucha gente. “Llega a concejal que es un espacio de poder básicamente ocupado por hombres y blancos, y Marielle llega con 26.000 votos, lo que significa que ha sido la segunda más votada de su partido político y la quinta concejal más votada de toda la ciudad de Rio de Janeiro”, explica da Silva. “No sabemos quién se ha molestado con esto o hasta qué punto se han molestado. Lo que sabemos de su asesinato es que ha sido cuidadosamente planificado. No sabemos quién está tras él, quién la ha matado o quién lo ha ordenado, pero sabemos que alguien está por detrás. Lo que podemos hacer es luchar por justicia hasta saber quién ha matado y quién ha mandado matar a Marielle”.

Días antes de ser asesinada, la propia Marielle denunciaba que la policía militar de Río estaba violentando a la gente de las favelas. Marinette da Silva cuenta que la policía comete muchas atrocidades en las favelas. Su hija siempre estuvo presente en las denuncias de estas actuaciones policiales. “La policía es siempre muy violenta en las favelas, matan mucha gente y sus víctimas son siempre los mismos grupos, que son los que Marielle portegía y defendía, que son los jóvenes, los jóvenes negros, los pobres de la favela y la periferia. También denunciaba específicamente la intervención federal de carácter militar en la seguridad pública de Río de Janeiro. Marielle se pronunció públicamente en contra de esta intervención. Ella sabía que esta no era la solución para la seguridad en Rio, que tendría que haber una intervención en el acceso a la salud y a la educación. Marielle incluso había sido nombrada relatora de una comisión para monitorear la intervención federal en Río de Janeiro. Y se había posicionado públicamente de manera muy dura en contra de la intervención. Ella defendía que las minorías necesitaban de una voz, y ella conocía muy de cerca las favelas porque nació y se crio allí, entonces era muy legítimo que Marielle fuera esta voz”, asegura da Silva.

La madre de Marielle Franco cree que el problema de las actuaciones policiales es que “llegan a las favelas sin ninguna planificación ni objetivo y entonces matan a mucha gente inocente. No tienen una visión específica sobre la comunidad para hacer lo que hacen, pero sí tienen mucha discriminación contra las personas que viven en las favelas, no ven que allí hay mucha gente buena, trabajadora y que la mayoría de las personas no tienen ninguna participación en actividades criminales”. Por eso es tan grande el impacto de las irrupciones policiales en las favelas. Las escuelas, por ejemplo, se cierran, se impide a la gente moverse libremente o comunicarse. Y la gente no tiene forma de prevenir la llegada de la policía, por lo que muere mucha gente inocente.

La asesora de derechos humanos de Amnistía Internacional Brasil, Renata Neder, recalca que, aunque en Brasil se produzcan 63.000 homicidios cada año, el asesinato de una activista por los derechos humanos no es uno más, porque “quien mata a un defensor de derechos humanos no quiere solo matar a aquella persona, quiere enviar un mensaje de miedo, de silencio, quiere paralizar la lucha por los derechos”. Por eso considera un “ataque en contra de los derechos humanos” el asesinato de una concejal y activista de la talla de Marielle Franco y exige al Estado brasileño una respuesta fuerte, que investigue y responsabilice a los culpables del asesinato “para que este mensaje de miedo y silencio no se concrete”.

Decenas de defensores de derechos humanos son asesinados en Brasil todos los años, insiste Neder, y la mayoría de esos casos no se investigan y no se obtiene justicia. “Esta impunidad alimenta este proceso, esta espiral de violencia contra defensores, porque es como si el estado brasileño dice que se puede matar y silenciar a defensores en Brasil”, denuncia la activista, y demanda investigación y justicia para los asesinados.

Renata Neder explica que la mayoría de los defensores asesinados en el país son defensores del derecho a la tierra y los recursos naturales. Se trata de un país “con muchos casos de conflictos por tierras, de comunidades rurales afrodescendientes, pueblos indígenas y trabajadores rurales”. Pero también matan defensores de los derechos de las mujeres, de los derechos de las personas LGBT, activistas contra la violencia policial y las ejecuciones extrajudiciales. “Todos estos son amenazados y decenas asesinados todos los años”. Pero no se trata de un contexto nuevo, viene produciéndose desde hace años y Neder culpa al Estado brasileño de no haber cumplido su responsabilidad de hacer parar esta violencia con investigación y medidas de prevención.

Amnistía Internacional denuncia el inmovilismo del estado ante las denuncias de amenazas contra defensores de derechos humanos cuyas muertes “se podrían haber evitado”. Neder asegura que ocurre lo mismo con la violencia de la policía, que “solo el año pasado mató a 5.000 personas y el estado brasileño no hizo casi nada por acabar con la violencia de la policía e investigar estos casos”. A unas semanas de que Jair Bolsonaro sea presidente de Brasil, Neder teme que su discurso “tóxico” y su “agenda anti derechos humanos” no se concreticen.

El 14 de marzo de 2018 lograron apagar la voz de Marielle Franco, pero para romper ese silencio, asegura su madre, “lo que hay que hacer es no callarse, no parar el activismo, y lo digo no solo por mi hija sino por todas las personas amenazadas especialmente en Brasil. Las fuerzas tienen que unirse cada vez más, no podemos aceptar esta negligencia con las personas que defienden los derechos humanos, no nos podemos dejar intimidar ni silenciar. Tenemos que llevar esta agenda de los derechos humanos con fuerza y con seguridad bajo cualquier gobierno y en cualquier país del mundo y no dejar este activismo acabar”.

 
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