Españoles de bien

Tomamos nota. En la plaza de Colón solo estaban los españoles de bien, aunque parece que algo escasos. Los malos españoles, los antipatriotas, nos quedamos fuera.

La verdad es que estas reuniones de la derecha con teatral separación física de los líderes se parecen cada vez más a la famosa aldea gala, habitada por héroes ataviados con sus trajes regionales -no se permite la barretina- y encabezados, es un decir, por el pimpollo Casado, Astérix, el feroz Abascal, Obélix, y este domingo pudimos contemplar a Trapiello en el fogoso papel de Asurancetúrix.

Una reserva de fanatismo y folclore españolista. En éstas que llegó Ayuso, la reina del vermú, y les dejó a todos con la boca seca, atónitos ante esa grosera interpelación al Rey, propia de una ignorante en leyes y Constitución.

Que el embolao lo toree Casado, que para eso es su jefe. Mientras esto pasaba, Ione Belarra se hacía con los mandos de Podemos, lo tiene crudo, y Juan Espadas ganaba a Susana Díaz. Qué bonito día, se dijo Pedro Sánchez al irse a dormir.