El 'artista' Ferran Adrià, estrella de la Documenta de Kassel
Su 'obra' será convertir "El Bulli" en un pabellón de la muestra
La Documenta abrió la caja de las sorpresas, con 500 obras de todo el planeta concentradas en Kassel, a excepción del cocinero español Ferran Adrià, que en lugar de emplazar su obra en esta ciudad alemana, como se esperaba, ha preferido convertir "el Bulli" en un apéndice de la Feria.
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Cuando la mayoría esperaba ver trasladado a la Documenta algo del espíritu de "el Bulli" y su innovación culinaria, el invitado de honor confirmó su reputación de "hombre sorpresa" y optó por hacer que durante los 100 días de duración de esa feria su restaurante sea denominado el "Pabellón G" de Kassel, existente sólo en el catálogo. Una solución fácil, tal vez la única, en opinión del cocinero, puesto que lo suyo, el arte culinario, no es "transportable" fuera de su entorno natural, en Cala Montjoi (Roses), el que le ha hecho famoso en el mundo entero.
"Hace veinte años que no cocino fuera de 'el Bulli', porque no concibo otra experiencia. Por eso 'el Bulli' se convierte en el Pabellón G de Documenta", explicaba Adrià.
200 elegidos frente a 650.000 visitantes
Por primera vez en la historia, pues, la Documenta tendrá a su teórico invitado estrella fuera de esa ciudad de provincias alemana que con periodicidad quinquenal acoge a la élite artística del momento. El concepto elegido por Adrià -y bendecido por Buergel- contrasta claramente con el espíritu defendido por el director de la Documenta ante esa misma conferencia de prensa: hacer del arte una experiencia colectiva, atraer y hasta "cultivar" al gran público.
Si se prevé que por Kassel pasen, a lo largo de sus 100 días de existencia de la feria -del 16 de junio, apertura oficial, a su clausura el 23 de septiembre-, 650.000 personas, por el "apéndice" de "el Bulli" lo hará una representación mínima de unos 200 elegidos. Adrià es sólo uno entre el total de 113 artistas presentes en la Documenta, con un volumen de más de 500 obras.
"Cocinar era imposible"
El restaurante de Adrià, fiel a su ideario, seguirá practicando esos 100 días la norma de la casa atender a sus 50 comensales, pero tendrá una "mesa Documenta" -en terminología de Buergel-, en la que se sentarán dos asistentes a la feria.
"La cocina no es museable, es una disciplina artística que necesita su propio escenario, el escenario donde la hacemos", justificó el genial innovador de la cocina, mientras algún periodista alemán le hacía ver la decepción del asistente de a pie a la Documenta, que se quedará sin "degustar" su arte. "Colocarnos aquí y cocinar era imposible, por esos trasladamos la Documenta a la Cala Montjoi", insistía.