Un socavón de un metro en la casa cuartel de Legutiano
La explosión del coche bomba deja en estado de semirruina la vivienda en la que vivían 29 personas
Legutiano
La casa cuartel de Legutiano, donde vivían hasta hoy 29 personas, agentes de la Guardia Civil y sus familias, presenta una imagen después del atentado de ETA de semirruina, con numerosas grietas y el tejado central derrumbado. Un socavón de aproximadamente un metro de profundidad junto a la fachada principal, en la carretera que une la casa cuartel con el municipio de Legutiano, es la primera evidencia de la importancia del atentado que ha sufrido este edificio de madrugada.
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A continuación, el muro que rodea la casa cuartel se encuentra parcialmente derruido, después de haber servido de contención de la onda expansiva del coche bomba colocado por ETA. Sin embargo, este muro no ha podido evitar que la onda haya impactado de lleno en el tejado de la parte central de la casa, que se ha hundido y ha caído sobre los agentes que se encontraban en el puesto de guardia. La pared principal, derruida parcialmente, no deja lugar a dudas sobre la potencia de la bomba.
Destruido un hogar
Los cristales de las numerosas ventanas que rodean el edificio han desaparecido hechos añicos y por los huecos de las ventanas se asoman los restos de lo que hasta hoy ha sido un hogar para 29 personas, entre ellos varios niños. Los pinos que en su día cobijaron del sol a la casa cuartel de Legutiano han quedado desprovistos de ramas y de hojas, y de algunos sólo ha quedado el tronco.
El aspecto de la casa contrasta con la belleza del paisaje que se divisa desde este lugar. El embalse de Santa Engracia, rodeado de prados verdes y salpicado por casas unifamiliares que miran hacia el agua.
Frente al cuartel sólo había dos viviendas, una de ellas muy cerca, a 50 metros, que ha quedado arruinada pero que estaba deshabitada. Otra casa emplazada a unos quinientos metros más abajo ha recibido también el impacto de la onda expansiva, que ha pillado desprevenidos a una mujer y a su hijo.
Las 29 personas que habitaban la casa cuartel han abandonado de madrugada el edificio entre escombros provocados por la explosión y en medio de la lluvia. Los accesos al pueblo han permanecido cortados hasta bien entrada la mañana mientras los técnicos especialistas en explosivos de las distintas policías recogían evidencias del coche bomba diseminadas por el municipio. Algunos vecinos que se acercaban hasta el cordón policial no ocultaban su dolor al enterarse de lo ocurrido. El temblor provocado por la onda expansiva se ha sentido en muchas viviendas.
La tranquilidad de esta localidad de algo más de 1.600 habitantes, que se encuentra a dieciséis kilómetros de Vitoria, se ha visto alterada por el atentado y el tránsito incesante de periodistas, reporteros gráficos y autoridades y dirigentes políticos que se han acercado para comprobar lo ocurrido.