Ocio y cultura

Un Bob Dylan esencial protagoniza el cierre de Rock in Río

El último vaso de la noche llegó con 'Like a rolling stone', con el público cantándola en su versión original y Dylan en otra nueva

Bob Dylan destiló esta noche la esencia de su música en un concierto impecable, austero y sin concesiones con el que protagonizó la jornada de clausura del festival Rock in Río Madrid.

Dylan exhibió el repertorio de sus aclamados últimos álbumes y recreó algunos de sus clásicos en nuevas versiones irreconocibles, acompañado por una extraordinaria banda sobre el escenario principal de la Ciudad del Rock de la localidad madrileña de Arganda del Rey, que reunió en su quinta y última jornada a 41.000 espectadores.

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No había anochecido aún cuando seis tipos vestidos con trajes completamente de negro aparecieron en el escenario. Detrás estaba su jefe, también de oscuro, pero con una sombrero gris. Por su aspecto podrían haber llegado en carreta por un camino de arena del salvaje oeste.

Sin mediar palabra acometieron 'Rainy day woman', el tema que abre 'Blonde on blonde' (1966). Dylan, tocando de perfil al público, parecía haber tragado polvo en el camino. Su voz sonaba áspera como la lija.

Inusuales sonrisas

Al segundo tema, el genio de Minnesota -que prohíbe a los fotógrafos de prensa tomar imágenes de sus actuaciones- desmintió su fama de hosco y sonrió.

En realidad sonrió varias veces, en un concierto en el que pareció disfrutar de lo lindo con el alambique que montó en el escenario y con el que destiló los sonidos más añejos del rock. Delante tenía un público intergeneracional, en el que los jóvenes atraídos por la leyenda se mezclaban con quienes crecieron con ella.

No tardó mucho Dylan en desgranar su último álbum, 'Modern times', publicado hace un par de años, y 'Rollin' and tumblin' sonó en el arranque del concierto, precediendo al primer clásico de la noche, 'Just like a woman', que con sus nuevos arreglos sólo los seguidores más atentos pudieron reconocer en los primeros acordes.

Su inconformismo, patente

Ya se sabe que el buhonero Dylan nunca vende la misma mercancía dos veces. Para un espíritu tan inquieto y escurridizo como el suyo sería insoportable repetir noche tras noche las mismas canciones de la misma manera, en una gira sin fin como la que le mantiene en la carretera desde hace años y años.

Y el público respondió al inconformismo del músico norteamericano y a su desprecio por la nostalgia. Especialmente cuando la banda subía el pistón y aceleraba el ritmo, como en la poderosa ejecución de 'Highway 61 revisited', el tema que dio título a la obra maestra que Dylan publicó en 1965.

Después de una soberbia versión de 'Ballad of a thin man' -de ese mismo álbum-, el escenario se apagó y los siete hombres que habían estado allí parecieron desaparecer de pronto aprovechando la oscuridad.

Hasta hubo bis

Regresaron para un memorable bis. Primero sonó 'Thunder on the mountain', la canción que abre 'Modern times'. A esas alturas del concierto hacía ya un rato que Dylan había aclarado algo su voz y la banda seguía funcionando como un reloj. Fue uno de los momentos de la noche. A continuación Dylan volvió a desmentir su leyenda y se dirigió al público -'Gracias, amigos', dijo en inglés-, para presentar después a sus colaboradores, tan austeros en las formas como su jefe.

Luego llenó el último vaso de la noche con 'Like a rolling stone', con el público cantándola en su versión original y Dylan en otra nueva.

Al terminar desmontó el alambique y subió con su banda a la carreta que les conducirá a un nuevo escenario cada noche. Dos de ellos le esperan aún en España, en Jerez y Mérida, últimas etapas de su gira española por once ciudades que inició el pasado 23 de junio en Zaragoza. "Seguiré haciendo esto hasta que el fuego se extinga", dijo Dylan ya hace tiempo, y ayer ha demostrado que, pese a sus 67 años, aún queda brasa para rato.

Los escoceses Franz Ferdinand tomaron el relevo de Dylan en el escenario de Rock in Río, donde pasada la medianoche el estadounidense Lenny Kravitz echará el cierre a este festival, que regresará a Arganda del Rey en 2010.

 
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