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DÍA MUNDIAL DE LA ALIMENTACIÓN

Mali: las voces del hambre

Medio centenar de madres tratan de calmar a sus pequeños a las puertas del centro de salud de Wabaria, en la región de Gao, al este de Mali

Es miércoles, y como cada semana vienen a controlar el peso de sus hijos desnutridos. La escena es desgarradora: el doctor Ibrahim les ha separado en dos grupos en un patio a 42 grados de temperatura. A un lado, los niños que padecen una desnutrición severa con alto riesgo de morir de hambre; al otro, los casos moderados.

Entre los más preocupantes está la pequeña Halimatu, que no para de llorar mientras su madre la coloca en una pesa que confirma las peores noticias: sigue sin superar los 6 kilos a pesar de que ya ha cumplido un año. El doctor dice que debería rondar ya los 9 kilos.

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Con la voz tan baja como apagada, Hamsatu, de 17 años, cuenta que el doctor le acaba de informar de que su hija padece una malnutrición severa. Lo mismo que le sucedió a su primer hijo, que tiene ahora 2 años. Dos hijos y los dos con riesgo de muerte, pero confía en que "el doctor que salvó a su primer hijo pueda salvar también a la pequeña Halimatu."

Cuesta arriba

Esta mujer ha tenido que recorrer 5 kilómetros en piragua desde su aldea Kadje hasta llegar al centro de salud en Wabaria. Navegamos por el río Níger para conocer dónde vive y por qué los niños de esta zona mueren de hambre.

La piragua se desliza sobre los cultivos de arroz, el principal alimento de la zona. Llegamos a Kadje, una de las 2.895 poblaciones de Mali donde se pasa hambre y donde los niños mueren en muchas ocasiones antes de que los médicos puedan enterarse de su situación.

"En las aldeas hay muertes debido a la malnutrición - dice el doctor Abacar Ibrahim-. Cuando llegamos a esos pueblos por el mes de las vacunas es cuando nos enteramos de que han muerto de diarrea, de malnutrición y eso en nuestros documentos de mortalidad no aparece reflejado, ya que el enfermo no ha venido hasta el centro de salud y no ha muerto con nosotros. Cuando vamos a la aldea y preguntamos a la madre por el niño, nos dice que ha muerto y nos explica los síntomas, sabemos que es por malnutrición" .

El alza de los precios

El doctor Abacar Ibrahim asegura que no solo sucede en esta aldea y que la situación es peor en todos y cada uno de los pueblos por el alza de los precios. Un kilo de arroz cuesta casi el doble que el pasado año.

"Antes los citábamos una vez por semana por pueblos, pero actualmente, con la crisis alimentaria dejamos que vengan ellos libremente. Ya no es por pueblos, lo decide la voluntad de cada uno. Con la situación actual todo el que llega aquí es recibido de oficio."

En Kadye como en todo Mali ha sido un buen año de cosechas. Las mujeres nos muestran orgullosas su pequeña huerta, que con la ayuda de las semillas de Acción contra el Hambre ha revolucionado la vida del pueblo. Pueden comer por primera vez tomates, sandías o cacahuetes,... Pero el hambre en este país es estructural. Cada semana mueren 1.000 niños por problemas relacionados con el hambre o la desnutrición y seis fallecen cada hora. Además, cada año 50.000 pequeños mueren antes de cumplir los 5 años en un país de 13 millones de habitantes donde el 17% de los niños está desnutrido.

Papíllas vitamínicas

Pero como en el caso de Halimatu, hay razones para la esperanza gracias, por ejemplo al RUFT, una papilla vitamínica que la ONG Acción Contra el Hambre distribuye en la zona y que está logrando salvar al 80% de los niños a los que tratan en poco más de un mes. Pero cada año 5 millones de niños mueren en todo el mundo por falta de acceso a un tratamiento como este.

"La llamada crisis por el alza del precio de los alimentos solo ha empeorado el panorama. En Mali hay alimentos, pero con estos precios ¿quién puede comprarlos?", dice Roberto Oliver, el segundo de a bordo de la oficina del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas en Mali. Tanto el PAM como la FAO subrayan que el problema está afectando aún más a las ciudades como Bamako, la capital africana que más creció en número de habitantes en 2007 y la sexta de todo el planeta.

Mali está mal, pero aún peor Burkina, Níger o Mauritania. Habitualmente son frías cifras, pero esta vez tiene el rostro de Halimatu que dentro de una semana volverá al centro de salud en brazos de su madre con la única esperanza de que empiece por fin a engordar y ahuyentar el fantasma de la muerte por desnutrición.

 
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