La costa atrae a los inmigrantes desempleados

No importa dónde, lo poco que se gane o que sean jornadas interminables, lo importante es conseguir un trabajo. El precio de conseguirlo implica muchas veces cambiar de domicilio, de ciudad o de país. Para la mayoría de los inmigrantes latinos esto no significa un problema porque están acostumbrados a movilizarse por todo el territorio español en busca de trabajo. En verano empieza una nueva búsqueda

El boliviano Carlos Banegas, que lleva sin trabajo nueve meses y vive desde hace tres años en Madrid no lo pensó dos veces. Hizo las maletas y se fue a Murcia a buscar trabajo ya que unos amigos le dijeron que están necesitando camareros en varios bares que abren en épocas estivales. "Hemos venido a trabajar y donde hay trabajo ahí hay que estar", dice convencido este ex albañil que trabajará por primera vez en el sector de la hostelería.

Ramón Barba, que lleva en paro casi un año y también de nacionalidad boliviana, dejará Madrid en una semana para trabajar como obrero en Málaga. Su cuñado le ha ayudado a conseguir un trabajo en los túneles de construcción para el AVE. "Aquí estoy haciendo algunas chapuzas, cobrando una miseria y sin seguridad social, como si fuera un indocumentado. Así que he decidido irme donde sea", dice cabizbajo y después de guardar silencio unos segundos añade que de los seis años que vive en Madrid es la primera vez que se irá a trabajar a otra comunidad aunque el trabajo no le asusta porque ya tiene experiencia como trabajador en la construcción de túneles. "Quedarse en Madrid en verano es para seguir sin trabajo. Si no me va bien en el Málaga me voy a Barcelona", aclara.

Paulina Cardona, responsable de la asociación de ecuatorianos Rumiñawi en Valencia, señala que desde principios de junio ha notado mayor afluencia de ecuatorianos que acuden a la asociación en busca de información y que han llegado de otras ciudades españolas en busca de trabajo. "Siempre hay movimiento antes del verano pero este año como nunca hemos visto a muchos inmigrantes que han venido atraídos por los trabajados que da la hostelería en estas épocas", dice algo asombrada.

Valencia, la tercera comunidad demandada por sus playas, atrae muchos turistas en el verano pero este año tendrá también entre sus visitantes a muchos inmigrantes y españoles que buscan trabajo. "La mayoría prefiere a los inmigrantes latinos porque son muy trabajadores y no se quejan", dice la responsable de una de las comunidades de extranjeros más numerosas en España, 60.000 empadronados sólo en Valencia. La causa la atribuye a que los empresarios valoran el trabajo cualificado de los inmigrantes latinos que "aguantan jornadas agotadores y hasta altas horas de la noche" y en muchos casos, "bajos sueldos".

"La gente que tiene familia en paro en otro sitio les están ayudando a buscar un trabajo fijo aquí. No sólo es aprovechar el verano sino también la cosecha de cítricos que empieza en septiembre", remarca Cardona.

En cuanto a la competencia que puede generar el traslado de muchos desempleados a las costas españolas, la responsable aclara que las personas que buscan este tipo de empleo son mayormente estudiantes y que en el sector siguen "mandando" los inmigrantes. "Son trabajos agotadores, de muchas horas en pie y los autóctonos rechazan este tipo de trabajo", añade.

La Federación Empresarial de hostelería de Valencia informa que ha notado un incremento en la solicitud de los trabajos en este sector. Sin embargo, no es hasta mediados de este mes cuando realizan una evaluación sobre las solicitudes de trabajo con relación al año pasado. En sus pruebas de selección de candidatos, cuando los requiere alguno de sus asociados, contemplan también si son extranjeros o nacionales.