Haití en los tiempos del cólera
Miles de personas viviendo bajo plásticos, servicios de abastecimiento de agua en condiciones muy precarias, sistemas de control de excretas y de residuos urbanos casi inexistentes, escasa conciencia social del riesgo, servicios de salud en proceso de reconstrucción, período de campaña electoral y, como aspecto positivo, un gran número de organizaciones y agencias humanitarias internacionales impulsando proyectos y con voluntad de dar un repuesta coordinada.
Este es el contexto en el que el pasado octubre se desató la epidemia de cólera en Haití y que, desde entonces, ha costado la vida a más de 3.300 personas y se han registrado más de 148.000 casos. Mucho se ha hablado de cuál podía ser el detonante, la mecha que haya puesto en marcha la epidemia, pero lo cierto es que el contexto en el que se ha desatado proporcionaba mucho material inflamable.
Es fundamental explicar que el cólera es una infección intestinal aguda causada casi siempre por la ingestión de alimentos o agua contaminados por el Vibrio cholerae. Durante una epidemia, las heces de una persona afectada suelen ser la fuente de contagio. La enfermedad se disemina rápidamente en zonas con tratamiento deficiente del agua y sin saneamiento.
El periodo de incubación es corto, entre 2 horas y cinco días, y el vibrio produce una toxina en el intestino causante de diarreas que puede conducir a una deshidratación grave y a la muerte si no se trata con urgencia. La mayor parte de los pacientes sufre vómitos y diarrea que se tratan con la rehidratación intravenosa con suero u oral por medio de sales de rehidratación que permiten curar a la inmensa mayoría de los afectados. Los antibióticos disminuyen la duración de la diarrea y acortan el periodo infectivo.
Médicos del Mundo se movilizó en cuanto los datos epidemiológicos anunciaban la tormenta y desde entonces, a pesar de los esfuerzos de todos los agentes la epidemia se ha expandido a todos los departamentos del país. Para hacer frente a la epidemia de cólera las diferentes delegaciones de Médicos del Mundo presentes en el país caribeño han abierto 5 centros de tratamiento del cólera, con una capacidad de 50 camas cada uno y 11 unidades de tratamiento del cólera dedicadas a la rehidratación oral. Además, hacemos un control exhaustivo de los casos tratados, visitamos las casas de las personas enfermas, buscamos nuevos casos, realizamos campañas de sensibilización a la población y, con el apoyo de Oxfam, desinfectamos enseres, letrinas y las cercanías de las viviendas.
El reto ahora es poner en marcha una estrategia que haga que esta epidemia de cólera sea un hecho aislado en la historia de Haití y no se convierta en una enfermedad recurrente como sucede en otros países africanos donde se solapan frecuentemente las emergencias.
