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Las luces y las sombras de la Ley Concursal

Hasta veinte equipos militantes en Primera o Segunda División se han acogido al proceso Concursal

La presidenta del Rayo Vallecano y mujer de Ruiz Mateos, Doña Teresa Rivero(EFE)

Nadie discute a estas alturas que el modelo de gestión de la mayoría de equipos españoles, basado en sociedades anónimas deportivas, ha fracasado en los últimos años. Con su azaroso discurrir y con la neurálgica deuda que asola al fútbol español, la Ley Concursal se ha postulado como el oasis en tierra hostil, el refugio, y en muchos casos una necesidad de supervivencia de muchos clubes. Pero también, en una especie de amnistía que ha instigado la picardía de muchos dirigentes. Porque de la ley se hizo el abuso. La dependencia de los medios audiovisuales en los clubes más pequeños, en un medio jurídico inestable, así como la crisis financiera, han provocado que la expresión 'Ley Concursal' esté en boca del aficionado medio español demasiado a menudo desde su aparición en el año 2004.

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El último afectado, el Rayo Vallecano. Destapada la quiebra del emporio Nueva Rumasa, el 17 de febrero la empresa de la familia Ruiz-Mateos solicitaba el concurso de acreedores para el club madrileño.

¿Qué significa?

La Ley Concursal entró en vigor el 1 de septiembre de 2004, sustituyendo a la suspensión de pagos y a la quiebra e instaurando un concurso de acreedores como vía para resolver las situaciones de insolvencia y reflotar empresas en crisis. Una vez acogida a la Ley, y si el juez acepta la petición, se lleva a cabo un concurso de acreedores, a raíz del cual son nombrados tres administradores que fiscalizan en lo sucesivo las cuentas de la sociedad. Sin embargo, muchos juristas creen que en el fútbol se está aplicando en exceso y con una Administración Concursal que no interviene en las decisiones diarias, sólo en la supervisión de los gastos del Consejo de Administración. Otra común denuncia es que en algunos casos, la ley ha estado acompañada de sentencias que han permitido a equipos mantener la categoría a pesar de no pagar a sus plantillas.

Este último punto experimentó un cambio el 16 de diciembre. El Consejo de Ministros aprobaba el nuevo anteproyecto de la Ley Concursal. Con el nuevo documento legal, la situación concursal no servirá a los clubes para evitar el descenso de categoría en caso de impago a jugadores o a Hacienda, como sucedía hasta el momento. No sólo el Gobierno, también la UEFA metió mano en el 'exceso'. Así, el pasado verano descalificó al Mallorca de la Liga Europa por estar en suspensión de pagos.

Abundante historial

En España son 20 los equipos militantes en Primera o Segunda División que ya se han acogido al proceso concursal. Las Palmas fue el abanderado. La usó para sobrevivir y, a la vez, no descender de categoría en octubre de 2004, con una deuda de 66 millones. Del concurso insular se ocupó en persona el juez Juan José Cobo Plana, que revolucionó el mundo del fútbol con sus decisiones. Pero lo más importante, consiguió reducir la deuda a 21 millones de euros y el club ascendió a Segunda esa misma temporada.

Por la senda del club canario transitaron el Sporting en 2005 y el Málaga en 2006, con deudas de 27 y 51 millones, respectivamente. Tras ellos, el Recreativo, la Real Sociedad, el Granada, el Celta, el Albacete, el Mallorca, el Levante, el Cádiz, el Lleida, el Xerez, el Jaen, el Hércules o el Betis. Éste último está inmerso actualmente en una severa intervención judicial y acosado por varios delitos societarios en la polémica gestión que durante años ejerció Manuel Ruiz de Lopera.

Según las ruinosas cuentas de muchos otros clubes, la lista podría engordar en un corto plazo si la situación no cambia, especialmente en la Liga Adelante. En esta categoría los ingresos se reducen, y los gastos se mantienen. Es la pescadilla que se muerde la cola. Y si miramos más abajo, varios históricos se debaten entre la desaparición, el ahogo económico o la venta. Éste es el caso de la Cultural Leonesa, el Real Oviedo o el Deportivo Alavés.

El dato es alarmante si tenemos en cuenta que en el resto de las grandes ligas continentales, solo el Portsmouth inglés se declaró en suspensión de pagos en el 2010. Pero mientras para muchos genera prejuicios, lo cierto es que el procedimiento Concursal es sinónimo de éxitos en tantos otros casos, de supervivencia, e incluso del preciado ascenso. Son los gozos y las sombras de una ley nacida para paliar el despilfarro y que se ha convertido en epicentro del mismo.

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