Sociedad

Políticos y alcohol, mala combinación

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A pesar de repetir a los ciudadanos una y otra vez que no se debe consumir ni una gota de alcohol antes de conducir, algunos políticos olvidan sus propias normas, poniendo en peligro la seguridad de los demás. El positivo por alcoholemia del 'popular' Ángel Espadas se suma a la lista de cazados al volante que bebieron de más.

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Se preguntaba José María Aznar, allá por mayo de 2007, a raíz de las nuevas campañas lanzadas por el Gobierno para luchar contra los accidentes de tráfico provocados por consumo de alcohol, que quién tenía que decirle a él cuántas copas de vino se podía tomar antes de conducir. Se ve que no es el único que no acepta que le impongan restricciones en lo que a bebida se refiere, porque hay más de un político que ha sido cazado al volante cuando conducía con unas cuantas copas de más.

Uno de los casos más sonados fue el de Nacho Uriarte, líder de Nuevas Generaciones del PP. Uriarte chocó su automóvil contra otro a la salida de un semáforo en pleno centro de Madrid. El control de alcoholemia efectuado por la Policía dio positivo y Uriarte fue sancionado con la retirada del carnet. La polémica estaba servida, teniendo en cuenta que el diputado formaba parte de la Comisión de Seguridad Vial en el Parlamento. Sin embargo, Uriarte reconoció su error, dimitió de su cargo en la Comisión y pidió perdón, lo que le sirvió para que el PP al completo le mostrara su apoyo.

El que en ningún momento se sintió arrepentido por haber sido pillado por la Policía en estado de embriaguez fue Jesús Neira, el cual asoció su positivo a los medicamentos que tomaba. El por entonces presidente del Observatorio Regional contra la Violencia de Género de Madrid se negó a dimitir de su cargo, pero pidió a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que le cesara.

Del lado del PSOE también hay algún cazado con las manos al volante después de haber bebido de más. Es el caso de José Antonio Redondo, ex alcalde de Trujillo (Cáceres), y Juan José Corrales, ex alcalde de Siero (Asturias).

Redondo protagonizó una persecución, al no parar cuando la policía le dio el alto. El ex edil dio positivo en la prueba de alcoholemia, a lo que se sumó el hecho de que el coche en el que viajaba era el oficial y que iba hablando por teléfono móvil. Por su parte, Corrales se quedó dormido al volante cuando volvía a su casa desde las fiestas patronales de Siero, provocando un accidente que nuevamente tuvo como protagonista al alcohol. Ambos ediles dimitieron de sus puestos.

 
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