1979: La primera huelga del fútbol español

El 4 de marzo de 1979, hace 31 años, los futbolistas españoles protagonizaban la primera huelga de su historia. Fue una huelga de botas caídas que dejó un domingo sin Liga y cambió las condiciones laborales de los jugadores.

La AFE, la Asociación de Futbolistas Profesionales, enseñaba los dientes a la Federación y a los clubes. Era una organización muy joven, tenía poco más de un año, pero ya estaban afiliados a ella casi 1.700 jugadores. En doce meses había conseguido tramitar el cobro de 130 millones de atrasos adeudados a futbolistas, en su mayoría de equipos modestos. Ahora tenían otras reivindicaciones la abolición del derecho de retención, la inclusión en la Seguridad Social y la supresión del límite de edad para jugar en la Tercera División.

Para evitar represalias contra los más débiles, quienes hicieron huelga fueron los millonarios. "Han dado un golpe de fuerza ejemplar jugándose el tipo por los colegas", decía el diario EL PAÍS. Y en efecto, en ningún campo de Primera ni de Segunda División hubo fútbol ese domingo. El Barça jugaba en Las Palmas ese domingo. No viajó el presidente Núñez, muy enfadado con la situación, pero sí la plantilla. Entre los jugadores, Asensi, que era el presidente de la AFE: "No nos negamos a viajar ni a entrenar", dijo, "solo a jugar el partido". Neskens, Krankl, Rexach...todos estaban de acuerdo en no saltar al campo. Sus contrincantes canarios, lo mismo. En San Mamés debía jugar el Real Madrid, pero los jugadores no tenían ganas ni de darle al balón, ni de hablar.

En el palco del Espanyol, su presidente Meler, leyó por la megafonía una nota de disculpa a los socios presentes, la verdad escasos. "Mano dura, mano dura", se escuchó decir. El Rayo y el Atlético medían sus fuerzas en el campo del Manzanares, que amaneció empapelado con carteles de apoyo a los huelguistas. Y también hubo anécdotas: a los jugadores del Langreo, el club les dejó en tierra y no les pagó el autobús de regreso. Y en Miranda de Ebro, al no comparecer los equipos, los aficionados saltaron al césped y se jugaron una pachanga.

¿Y qué pasó con la quiniela de aquel día? El administrador general del Patronato de Apuestas Mutuas Deportivas Benéficas, señor Górgolas, dijo: "Las quinielas selladas valen para el próximo domingo". Toda la Liga se atrasó una semana.

Para terminar, una curiosidad: hojeando ahora la prensa de aquel 4 de marzo de 1979 vemos cómo La Vanguardia atacó de forma furibunda a los jugadores, a los que llamaba títeres, proponiendo "rescisión masiva de los contratos y recuperación de los que menos se hayan significado". Sin embargo, EL PAÍS titulaba: "Se acabaron los privilegios de los clubs".