Un F.C. Barcelona de leyenda consigue la cuarta Champions de su historia

El F.C. Barcelona de Guardiola lleva el fútbol a su máxima expresión. Toca el balón como nadie, combina de forma insuperable y, cuando lo necesita, sabe tirar de carácter. En la final de la Liga de Campeones ante el Manchester United, el Barça logró la cuarta Champions de su historia con todos estos argumentos y con la ayuda de una estrella, Leo Messi, que rompió el empate del marcador después de que Rooney marcara y metiera el miedo en el cuerpo a la afición blaugrana.

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Alex Ferguson sorprendió a muchos cuando planteó una presión brutal para aguar al Guardiola el inicio de la Champions. Pero la táctica del Sir inglés no era tan sorprendente teniendo en cuenta que el United está hecho para jugar con el balón.

Y con esa treta el F.C. Barcelona sufrió mucho. Porque a la presión a la salida de balón de los blaugranas sumó la movilidad de sus dos hombres de arriba: Chicharito y Rooney. De hecho, la primera gran ocasión del partido tuvo que arruinarla Valdés cuando se alejó de su portería para despejar con su puño derecho un balón que quería controlar Rooney para forzar un mano a mano con el guardameta.

Pero no le duró demasiado la gasolina al equipo de Ferguson. En el minuto 10 ya le pesaban las piernas. No presionaba de cerca al Barcelona, sino que le dejaba hacer. Y el equipo blaugrana no tardó en aprovecharse de la circunstancia. Villa fue el primero en hacerlo. Su primer disparo rebotó en un defensa. El segundo terminó en un córner... Al asturiano le sucedió Messi en un jugadón -con caño incluido a Giggs- que también terminó en saque de esquina.

Xavi firmó el pase de la temporada

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Insistió el argentino en dos ocasiones más, pero el partido parecía condenado a permanecer en estado virginal hasta que apareciera Xavi Hernández, que acabó con esa situación de la mejor manera posible: con un pase marca de la casa a Pedrito. El canario se lo agradeció haciendo el primer tanto de la final.

Era casi imposible tener más de cara el partido para el F.C. Barcelona, pero Rooney no tardó en abrir los ojos a los culés haciendo el tanto del empate solo siete minutos después. Jugada con polémica. Le entregó el balón Chicharito Hernández, que se encontraba en un más que posible fuera de juego cuando recibió. El árbitro no se mojó y dejó que la jugada terminara en el gol que demostró a todo el mundo que había final para rato.

No se amilanó el equipo de Guardiola, que lo intentó de todas las formas posibles. De lejos probó Iniesta. Y de estrategia estuvo a punto de culminar Pedrito. Para colmo, lo intentaron a la contra David Villa y Messi, pero el argentino no llegó al centro del asturiano...

Messi, cuando más lo necesitaba el Barcelona

Pero Messi iba a llegar. Como lo hacen las estrellas. A los pocos minutos de reanudarse el encuentro. Porque el Barcelona volvió al partido con ganas de que se cumpliera el guión. Y como en tantas ocasiones, la escena más bonita la escribió el argentino con su carrera hacia la frontal del área -ante la pasividad de la defensa inglesa- y su disparo imposible para un Van der Sar en su peor momento del partido.

Y con las cosas en su sitio, el Barça quiso poner las cosas en su sitio, es decir, ampliar la ventaja en el marcador hasta el punto en que indicaba la diferencia de juego entre ambos equipos. El equipo de Guardiola no se conformaba con tener la pelota, sino que quería ocasiones.

Tenía toda la intención de sentenciar la final y aunque el United utilizó todos los recursos posibles para frenarlo -véase la falta de Garrick a Iniesta- el equipo de Guardiola no se rindió. Prueba de ello fue la jugada de la sentencia, cuando Busquets desatascó a su equipo, volcado en la frontal del área inglesa, con un pase atrás a David Villa. ¡Qué tiro el del asturiano! ¡Qué parábola lanzada con la pierna derecha! Un golazo.

Es posible que el fútbol tuviera una deuda pendiente con 'El Guaje' esta temporada en la que a pesar de haber hecho muchos goles envió demasiados balones a los postes. Pero este deporte decidió hacer las paces con él y en la noche de Londres le dejó hacer, sin duda, su mejor tanto del año en el mejor momento, la final de la Champions, y en el mejor lugar, Wembley, donde 19 años después, el Barcelona volvió a tocar le cielo.