Amy Winehouse, otra víctima de la leyenda del 'Club de los 27'

Amy Jade Winehouse nació en el seno de una familia judía de tradición musical en el jazz. Se crió en los suburbios de Southgate, al norte de Londres, y con solo 10 años fundó una banda de rap llamada 'Sweet 'n' Sour'. Más tarde, cuando contaba 12 años, acudió a la escuela de teatro Sylvia Young Theatre School, pero fue expulsada un año después por "no aplicarse" y hacerse un piercing en la nariz. Creció escuchando distintos tipos de música desde Salt 'n' Pepa a Sarah Vaughan, y le regalaron su primera guitarra a los 13 años. Su amigo, el cantante Tyler James, le dio su demo a un productor, y su meteórica y breve carrera profesional arrancó a los 16 años.

Con tan solo dos discos en su haber, Amy Winehouse consiguió dejar su huella en la historia de la música. Desde que en 2003 saltase a la escena internacional con su primer disco 'Frank' su éxito musical fue de la mano con su degradación personal. Así, junto a las nominaciones en los premios Mercury Music, alternaba periodos de bulimia y anorexia. Junto a la consecución de un Ivor Novello Award en 2004 gracias a single 'Stronger than me', las drogas y el alcohol empezaban a copar la mayor parte de sus noches.

No fue hasta 2006 cuando consiguió sacar adelante un segundo proyecto titulado 'Black to Black', con diez temas compuestos por ella misma. Pero de nuevo el reconocimiento de todo el mundo de la música fue acompañado de una gran decadencia, que tuvo mayor repercusión pues su cara empezó a inundar las tertulias. Circunstancia que a Winehouse no parecía importar, pues en el gran éxito del momento, 'Rehab' dejaba claras sus intenciones: "Intentaron que fuera a rehabilitacion. Pero dije no, no, no". Y su negativa fue acrecentando su decadencia. No resultaba extraño escuchar o leer como Amy había aparecido completamente ebria en sus actuaciones.

Sin embargo, la vida parecía no cesar en su empeño de conceder oportunidades a la artista londinense y en 2008, en la ceremonia de los premios Grammy (a los que no pudo asistir después de que le denegasen el visado), consiguió 5 de los 6 premios a los que optaba. Pero este nuevo empujón tampoco pudo impedir la caída de la artista, que meses más tarde fue ingresada en el hospital a causa de un enfisema pulmonar, algo que apartaría a cualquier artista de los escenarios. No obstante, ella pareció agarrarse a su voz y siguió subiéndose a los escenarios donde permanecía estática durante sus actuaciones en las que ya comenzaba a desafinar y a desilusionar a sus fans. En su último show, en Belgrado, fue abucheada, después llegó su desplante a la gira que este verano le debía haber llevado a tierras vascas, al BBK Live de Bilbao al que finalmente dijo no.

Una respuesta que pareció haber dado a una vida en la que optó por estar siempre al borde del abismo. Este viernes se fue una de las mejores voces que nos ha regalado la música. Una gran voz a la que le bastaron contadas ocasiones para demostrar que estaba hecha de otra pasta. De un material diferente que compartieron grandes figuras como Brian Jones, Janis Joplin, Jim Morrison, Jimi Hendrix o Kurt Cobain. Músicos a los que tan sólo 27 años les sobraron para dar un giro al universo de la música.

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