Bélgica logra un acuerdo que desbloquea la crisis de gobierno tras año y medio
Los líderes de los ocho partidos cerraron un pacto sobre un asunto clave que divide a flamencos y francófonos desde hace décadas, una cuestión que ya causó la actual crisis en abril del año pasado
Los ocho partidos políticos belgas que participan en las negociaciones han alcanzado esta noche un acuerdo histórico que desbloquea la situación y abre la puerta a la conclusión de una crisis política que dura casi año y medio.
El encargado de formar gobierno, el líder socialista francófono Elio Di Rupo, se desplazó inmediatamente al palacio de Laeken para informar al rey Alberto II del pacto.
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El resultado de esta noche supone un giro total a la situación de la mañana del miércoles, cuando las negociaciones se atascaron, el primer ministro en funciones (Yves Leterme) anunciaba que dejaba la política nacional y el rey volvía de urgencia de unas vacaciones ante el agravamiento de la crisis.
Durante el miércoles se llegó incluso a evocar seriamente la posibilidad de una dimisión de Di Rupo, quien convocó una reunión "de última oportunidad" para la tarde, en la que se lograron avances clave y que concluyó justo después de la medianoche (22:00 GMT) con el anuncio de acuerdo.
"Los ocho partidos han logrado superar conjuntamente los obstáculos" y conseguir "un consenso" sobre BHV, señala un comunicado de los negociadores.
Las negociaciones continuarán este jueves a partir de las 12:00 GMT. Una vez solucionado el obstáculo más complicado, se espera que los partidos se centren en la ley de financiación de las regiones y en la transferencia de más competencias del Estado federal a las autoridades regionales.
El distrito BHV está enclavado en la mitad norte (flamenca) del país, y engloba los 19 municipios de Bruselas y 35 de la provincia de Brabante flamenco, seis de los cuales -Drogenbos, Linkebeek, Sint Genesius-Rode, Wemmel, Kraainem, Wezembeek-Oppem- ofrecen "facilidades administrativas" para los francófonos por ser una minoría importante en estas ciudades.
Varias de esas ciudades incluso tienen alcaldes francófonos, cuyo uso de su lengua en actos oficiales ha causado conflictos con las autoridades regionales de Flandes, cuyo idioma oficial es el flamenco.
Se calcula que en ese distrito viven en torno a unos 150.000 francófonos, que desde hace décadas pueden votar por listas francófonas de Bruselas y disfrutar de justicia en su lengua.
Según han avanzado los medios locales, el acuerdo se ha construido sobre la base de numerosos tecnicismos dirigidos a contentar a las dos grandes comunidades del país.
Así, los electores de los municipios de ese distrito podrán elegir entre votar a listas locales o de Bruselas. Además, BHV no se escinde para las complicadas elecciones al Senado, que también será reformado. Además, los francófonos de los municipios flamencos de la periferia de Bruselas seguirán teniendo acceso a justicia en su lengua.
La existencia de este distrito suponía una anomalía en un país dividido entre flamencos y francófonos, y una sentencia del Tribunal Constitucional ordenó su disolución hace años, pero las dos comunidades no se ponían de acuerdo sobre cómo hacerlo.
Las renovadas peticiones flamencas para escindir el distrito no lograron el eco suficiente en los partidos francófonos (que pedían compensaciones a cambio), lo que generó una crisis que puso fin a la coalición gobernante en abril del año pasado.
Las nuevas elecciones de junio de 2010 no lograron superar las diferencias (sobre todo por BHV y la entrega de más competencias a las regiones), por lo que Bélgica se ha convertido en el país del mundo que más tiempo tarda en conseguir un acuerdo de Gobierno tras unos comicios.