Desahucios con buenas prácticas

La pérdida de la vivienda por no poder pagarla es posiblemente el lado más negro de la crisis. Nada como ese drama resume el origen y la consecuencia del cataclismo económico. Esto es, el pinchazo de la burbuja inmobiliaria y el paro desbocado que ha traído consigo.

350.000 ejecuciones hipotecarias y muchos otros desahucios de hecho sin pasar por el juzgado lo atestiguan. El Gobierno lo sabe y no ha ignorado lo que pasa. Esa es la parte positiva de la iniciativa que ha tomado.

El efecto práctico de las medidas anunciadas ya no está tan claro. Veamos sus dos caras:

El primero, las medidas en sí mismas. Si se pregunta a los bancos, estos dicen que es poner en un papel lo que ya están haciendo. Y esto no ha evitado la pérdida de la vivienda a cientos de miles de familias. Tampoco la obligación a muchas de ellas de seguir pagando la hipoteca aun habiéndose quedado sin casa. Ahora se busca solucionar lo que es incuestionable. Si la familia está en paro y no tiene otros ingresos poco puede pagar, se pongan como se pongan.

La otra cara es la forma en que se afronta el tema: con un código de buenas prácticas. Es decir, nada obliga a los bancos. Lo hacen con carácter voluntario. Si a los bancos se les da esa consideración para afrontar un drama, más uno se dirá: porqué no se ha hecho la reforma laboral mediante un código de buenas prácticas. El trabajador podría renunciar a una indemnización más alta por despido sólo con carácter voluntario.