Entre rejas el propietario del primer 'sex shop' de Marruecos
Está acusado de venta y distribución de productos pornográficos, días antes, la Cadena SER le entrevistaba en su casa
Poco le ha durado el negocio a Imad Idrissi, 23 años, y propietario del primer 'sex shop' de Marruecos. Tras varios meses vendiendo artículos eróticos por Internet, Imad fue detenido el pasado lunes por las autoridades marroquíes, acusado de "venta y distribución de productos pornográficos". El detenido ha sido trasladado a la prisión de Ukacha, mientras espera defender sus argumentos ante el juez. El magistrado le interrogará sobre los supuestos delitos cometidos de venta de pornografía e infracción de las leyes de importación, al haber manipulado, supuestamente, la información real sobre alguno de los productos importados. Días atrás, en el salón de su casa, Imad nos prometía que la importación de estos artículos era "legal en Marruecos" y que no había tenido ningún problema. Hasta ahora.
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Hace unas semanas, Imad se las prometía muy felices con este negocio, que abrió a principios de 2012, tras haber visto un "nicho de mercado". Deseoso de mostrar su osadía, Imad nos abría las puertas de su casa, parte de ella, convertida en 'sex shop'.
Ni el mejor taxista de la capital económica de Marruecos sabría llegar hasta este número 3, de la calle número 25, del sector 2 del archipopular barrio de Jamila, en Casablanca. Sin cartel luminoso ni escaparate mostrando vibradores, lencería fina ni juegos eróticos. Solo una pequeña puerta se asoma bajo el número 3 de esta estrecha calle, número 25, pero que no sigue a la 24 ni está antes que la 26. Aquí, en Jamila, la planificación urbanística no ha encontrado todavía su lugar. La pobreza y la desolación se respiran en cada esquina de este vecindario, donde mujeres veladas y hombres con largas barbas constituyen la mayoría de su población.
"No creo que haga del 'sex shop' una tienda física", sostenía Imad, "puedo vender los productos por Internet perfectamente pero crear una tienda real me causaría muchos problemas". Imad vendía sus productos a través de su página de Facebook, que aseguraba que pronto convertiría en una verdadera página web. Sostenía que muchos de sus vecinos sabían a lo que se dedicaba, pero que nadie le había recriminado nada de momento.
El menú de los productos que nos enseñaba era algo limitado. "Vendo juguetes eróticos, vibradores, aparatos para alargar el pene y también cremas y lencería". Imad quería mostrar todo menos los vibradores y los juguetes eróticos. Afirmaba que no tenía en stock. Quizá fuese porque podía intuir que las autoridades estaban detrás, a la espera de poder acusarle, como han hecho finalmente. Según el diario marroquí Asabah, Imad ha logrado introducir este tipo de artículos en el mercado marroquí gracias a una autorización del Ministerio de Sanidad, que permitía la importación de ciertas cremas con la condición de someterlas a un posterior control por parte del propio ministerio.
El sistema de venta era sencillo. Imad recibía el pedido 'on line' y lo enviaba al domicilio del cliente. "Son más las mujeres las que más compran", sostenía, "ya que todavía hay muchos hombres que rechazan este proyecto en Marruecos, pero hasta el momento ninguna mujer está en contra".
Contento y esperanzado, subrayaba que el negocio iba bastante bien y que existía demanda. Además aseguraba no temer que el recién estrenado gobierno islamista de Marruecos le fuera a cerrar el chiringuito. Sin embargo, lo han hecho. E Imad está detenido, a la espera de su comparecencia ante el juez de instrucción. Su discreción al vender los productos en su casa, sin cartel luminoso ni escaparate, no le ha servido para que la ley marroquí, regida por el Islam, se interponga en su camino, que pretendía no sólo hacer negocio, sino también acabar con tabúes.
Reportaje sobre el primer sex shop de Marruecos en "Hoy por Hoy" (22/04/2012)
03:53
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