Sesenta años del Plan Badajoz

Madrid

Fue como emular las caravanas de colonos del Oeste americano, pero en un territorio español, reseco y baldío, que sufría una sed histórica de siglos. El llamado "Plan Badajoz", aprobado el 5 de abril de 1952 por las Cortes franquistas, fue uno de los más ambiciosos programas económicos de la posguerra.

Ya en tiempos de la II República, Rafael Gasset, abuelo del gran filósofo español Ortega y Gasset y ministro de Fomento, fue llamado "el ministro hidraúlico" por diseñar un plan que llevaría el agua a la zona suroeste de España, la más seca y despoblada. La guerra civil impidió que el proyecto se hiciera realidad, pero sus objetivos fueron retomados en los primeros años de la dictadura con el rimbombante nombre de "Plan de Transformación y Colonización". Regular el Guadiana, crear un rosario de embalses, presas y acequias; construir carreteras y vías férreas y repoblar la zona fueron los grandes objetivos del Plan Badajoz, la niña bonita de los discursos de Franco.

Cuentan que en 1951 el dictador se trasladó a Badajoz para inaugurar la presa de Montijo y tres nuevos pueblos, donde se habían instalado ya cientos de familias. Los llamaban los pueblos blancos: Valdelacalzada, Conquista, Hernán Cortés, Guadiana del Caudillo.... así hasta cien. Las familias recibían una tierra, vacas y semillas donde plantar maíz y patatas. Fueron tiempos duros y algunos creen que les hubiera ido mejor emigrando a Alemania, pero hoy la zona se ha convertido en una de las más prósperas de Extremadura y de sus regadíos salen los tomates para medio mundo.

Los economistas coinciden en que el Plan Badajoz falló por no completarse lo ya creado con una industrialización suficiente y con empresas transformadoras que hubieran culminado el proyecto.