Sociedad
DÍA DE LAS FUERZAS ARMADAS

Las bambalinas de los corrillos de palacio

La recepción en el Palacio Real, tras el desfile de las Fuerzas Armadas, se ha convertido ya en un clásico de todos los años

EFE

Los periodistas habituales nos referimos a este momento como los corrillos de palacio porque se ve, se oye y se cuenta pero está prohibido grabar.

Siempre ha sido así. Ver, oír, charlar y contar. Los políticos siempre habían respetado una norma no escrita, comentar con los periodistas pero con discreción, con mesura, sin restar protagonismo a los anfitriones. Los reyes.

Pero hubo un año en el que el presidente Zapatero se despachó tan a gusto en palacio que estuvo una hora de reloj con los periodistas. Al mismo tiempo, Rajoy, hacía lo propio, en la misma sala, aunque en otra punta. Una sala contigua a la del trono. No era una imagen que casara con palacio y se acabó.

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A partir de ese momento ya no hay periodistas acreditados. Sólo se permite el paso a los fotógrafos que cubren el besamanos y que se esfuman cuando se estrecha la última mano. Dentro sólo se quedan los periodistas invitados, los políticos y personalidades de todos los estamentos, como les gusta decir. Entre unos y otros siempre acostumbran a ser en torno a mil.

La cifra no cambia, pero sí cambian los nombres. Hay clásicos que no estarán y ausencias que se repiten. No suelen acudir los presidentes de Cataluña. Cuando hace unos años vimos al socialista Montilla aquello se destacó entre los cronistas. Los periodistas invitados, atentos a todo, pendientes de que no se nos escape nada, vamos donde vemos que alguien tiene algo que decir. Como somos pocos no damos abasto.

Ahora con el rey, luego con la reina, con los príncipes... y, durante estos años apenas reparamos en Iñaki Urdangarin. ¿Qué pasaría ahora si estuviera en el Palacio Real? Parece que ha pasado una eternidad y no sólo un año. En la pasada recepción estuvo. Todavía su comportamiento no había sido etiquetado de "poco ejemplar".

Este año, por primera vez, no estarán los Duques de Palma y ni siquiera hay que preguntar la razón. Será la gran ausencia, aunque habrá otra que, tal vez, traiga la polémica. También por primera vez no ha sido invitada 'la prensa del corazón'. Lo ha pensado la cabeza de Zarzuela en la estrategia de dar más contenido a la jefatura del Estado. Y es que, en contra de lo que dice el refrán, ahora las cosas de Palacio no van despacio.

Las bambalinas de los corrillos de palacio

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