Biden y Ryan dan una lección de debate a sus jefes

Joe Biden y Paul Ryan ofrecieron anoche el debate que Barack Obama y Mitt Romney no supieron brindar.

Fue un debate con contenido, vivo y, por momentos, incluso agresivo, entre dos políticos bien preparados y dispuestos a intercambiar argumentos. Los dos dibujaron mejor las líneas que separan a demócratas y republicanos de lo que lo hicieron sus jefes. La moderadora, Martha Raddatz, aprobó con nota su papel. Condujo la conversación a través de un amplio abanico de temas desde impuestos a Irán, y el aborto a Afganistán.

El debate no deja un ganador tan claro como el de la semana pasada y cada partido da como vencedor a su candidato. El vicepresidente tenía la misión de reparar el daño causado por la pobre actuación de Obama la semana pasada, que ha impulsado a Romney en las encuestas. Biden dominó el debate, fue más fuerte, más agresivo y estuvo más seguro. Argumentó con pasión sobre impuestos o el aborto y porqué Obama merece un segundo mandato. Defendió la gestión demócrata de los últimos 4 años y situó a los republicanos fuera de la realidad de la clase media del país.

Pero muchos critican hoy sus modales. 27 años más mayor que su rival, Biden trató a Ryan con condescendencia: reía sonora y burlonamente y se refería al congresista como "mi amigo". Su actitud puede haber dado moral a los demócratas, pero irritado a los independientes. "Un montón de mentiras", llego a decir Biden cuando Ryan hablaba sobre como los recortes del presupuesto de defensa harán el país más débil.

El vicepresidente utilizó algunos de los argumentos que, inexplicablemente, Obama no usó contra Romney, como el famoso comentario del 47%. El presidente, que siguió el debate en el Air Force One en un vuelo Miami Washington, llamó a Biden para felicitarle y ha dicho que "no puede estar más orgulloso" de él. Paul Ryan tenía encomendado presentar a Romney como el mejor candadito para la clase media y ofrecer una imagen humana y cercana de él. El republicano contaba con el reto añadido de enfrentarse a un hombre con mucha más experiencia política. Byden fue elegido senador cuando él tenía dos años.

Pero el congresista hizo valer su trabajo como presidente de la comisión de presupuestos y supo explicar la visión republicana de gobierno pequeño e impuestos bajos para todos, frente al lastre que, según él suponen las políticas de Obama. Sin experiencia en política exterior, cogeó en esa materia. Criticó la debilidad del presidente Obama, pero no supo decir qué harían diferente en Siria, o bajo qué circunstancias mantendría las tropas en Afganistán. En cualquier caso, la historia muestra que los debates entre candidatos a vicepresidente no suelen alterar las campañas.

Será más determinante el segundo cara a cara entre Romney y Obama la semana que viene, cuando tendrán que responder a las preguntas de la audiencia. Obama no puede confiar en su vicepresidente como representante y sabe que no puede volver a tener "una mala noche" y desperdiciar una segunda oportunidad.