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Bill Fay, viaje al corazón del olvido

La historia de Bill Fay contiene todos los elementos cinematográficos necesarios para narrar la aventura de un artista sin suerte que regresa del olvido

El músico británico durante una actuación(Dead Oceans)

El regreso musical de Bill Fay con Life is people (Dead Oceans, 2012) bien puede ser una de las historias más silenciosas y sorprendentes del año pasado, el regreso de un hombre de inmenso talento y escasa suerte cuya obra musical pasó inadvertida en la efervescencia musical de principios de los años setenta y que cuatro décadas después regresa con un álbum excepcional aclamado por la crítica.

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Los dos primeros trabajos de este músico inglés -Bill Fay (1970) y Time of the last persecution (1971)- coincidieron en un tiempo en el que la música vivía una edad de oro, una época de grandes bandas e inmensos solistas en la que cada mes aparecía una canción que marcaba un nuevo rumbo. En ese contexto debutó Bill Fay y en ese contexto desapareció sin mayor trascendencia, aunque eso no justifica que la grandeza y la deliciosa oscuridad de su obra mereciesen tan poca atención. Tras el fracaso comercial de sus dos primeros discos, Bill Fay desapareció de la escena musical. Años después montó un grupo con el que grabó Tomorrow, tomorrow, tomorrow, un álbum de demos, rarezas y canciones sueltas de estudio que constituye su última referencia artística en casi tres décadas.

En 2012, treinta años después de su última aparición discográfica, Fay ha vuelto con el que ha sido para algunos medios uno de los mejores discos de 2012. Fue el sexto mejor disco del año para Uncut y el tercero mejor valorado en Mojo. Life is people es un trabajo intimista, positivo y sensible, marcado por un hipnótico piano que baila con la melancólica voz de Fay. Uno de esos discos reposados que ganan con cada escucha y que parecen cargados de esa sabiduría popular que contiene la buena música. "Necesito creer que este mundo no puede seguir y seguir del modo que va, por lo que creo que de algún modo se tienen que producir grandes cambios", explica el músico en una entrevista a Aquarium Drunkard.

Parte de la culpa del regreso de Fay la tienen Joshua Henry, productor del disco, y Guy Massey, ingeniero de sonido. Henry creció escuchando los vinilos de su padre y quedó atrapado por aquellas composiciones complejas y hermosas de Fay que ahora ha producido tras convencer al músico de que merecía la pena volver a un estudio, volver a intentarlo. Bill Fay, que había pasado décadas trabajando de jardinero, arreglando cosas, reponiendo comida en un supermercado, aceptó el envite.

A pesar de no haber estado en activo, Bill Fay nunca dejó de escribir canciones que iba almacenando sin grandes pretensiones por el mero placer de comenzarlas, darlas forma y cerrarlas para pasar a la siguiente, como quien hace puzles. Hiciese lo que hiciese para ganarse la vida, Bill Fay seguía siendo músico, aunque no editase discos, aunque apenas haya dado conciertos en los últimos cuarenta años. Esas canciones, algunas de ellas incluidas en este álbum, no esperaban ver la luz, de hecho Fay ha descartado salir de gira y ha donado todos los beneficios del disco a Médicos sin Fronteras. Si algún día, dentro de unos años, vuelve a tener canciones y a alguien interesado en ella volverá a un estudio. Si su nombre se ha vuelto olvidar seguirá a lo suyo, escribiendo en casa, coleccionando canciones. Su sueño no es vivir de la música, ni volver al estudio, si quiera conocer el éxito o recibir el aplauso de la crítica. Hay gente a la que todo eso le importa poco. Sentirse realizado, cerrar heridas del orgullo, ya es suficiente premio.

Los admiradores de Fay

A pesar de que la música de Bill Fay no cosechó grandes éxitos en su época, su obra ha sido reclamada por músicos como Nick Drake o Jeff Tweedy. El líder de Wilco ha tenido bastante que ver en este regreso. La banda de Chicago suele versionar en directo Be not so fearful, uno de los viejos temas de Fay, y desde hace años le invitan a tocar con ellos en sus conciertos ingleses. El reconocimiento que le brindó Tweedy en aquellos bolos londinenses fue una gran motivación para la vuelta de Fay y en el disco se puede escuchar a Tweedy a los micros en This World además de la versión que el inglés hace del Jesus, Etc. de Wilco. Después de un 2012 frenético, Bill Fay no tiene planes para este año. "Volveré silenciosamente a hacer lo que hago siempre. Tengo en casa una pila de canciones por terminar y eso es lo que voy a hacer: trabajar en mis canciones", explica Fay en una entrevista. No hay nada más, ni fuegos artificiales, ni actuación en Glastonbury, solamente el regreso de un músico que no tuvo suerte hace cuarenta años.

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