El Real Madrid solventa el duelo ante el Rayo antes de quedarse sin Sergio Ramos

El Rayo Vallecano se presentó fiel a su estilo en el Bernabéu pero se encontró con una desventaja de dos goles en poco más de diez minutos. Paradas Romero decidió dejar al Madrid con diez expulsando a Sergio Ramos y a partir de ahí el Madrid trató de blindarse, administrar el resultado y resolver el partido a la contra.

Mourinho sorprendió al Bernabéu poniendo a Morata en punta y dejando a Benzema en el banquillo. También, mandando a la grada a Adán, el portero que le había quitado el sitio al capitán blanco y de la Selección, Iker Casillas, y que en menos de un mes pasaba a ser tercer guardameta blanco por detrás de Diego López y el también canterano Jesús.

El partido prometía ser un espectáculo respetuoso con el fútbol tanto por la calidad del Real Madrid como por la osadía que demuestra el Rayo desde la llegada de Paco Jémez, hoy en la grada por sanción. Lo fue desde el inicio, cuando se inclinó a favor de los locales en una buena acción de Kaká, que abrió el juego a su derecha, donde Özil se sacó un centro trompicado que aprovechó Morata en el segundo palo para abrir el marcador. Gol de delantero centro, como los que se están echando en falta últimamente a Higuaín y Benzema. Premio generoso para el Madrid y duro castigo para el Rayo. El peor para un equipo dispuesto a jugar en el Bernabéu.

El equipo de Mourinho trató de nadar aprovechando la corriente que le daba el marcador. Özil lanzó un balón para que lo blocara Rubén. Kaká disparó fuera a pase de Cristiano... El Madrid encontraba muchos espacios ante un equipo poco mordedor en el centro del campo.

Pero lo que estaba haciendo el equipo de Jémez era esperar su momento sin traicionarse a pesar de lo que dijera el marcador. Quizá por eso Chori Domínguez se encontró una buena bola en el área y salvó la vigilancia de Coentrao y Pepe para hacer un disparo cruzado que rozó el palo derecho de la portería de Diego López.

Tocaba el Rayo y como premio volvió a encontrar el peor castigo posible: el gol de Sergio Ramos. Lanzó una falta desde la derecha Özil y el sevillano la remató a portería pese al rígido marcaje -con agarrón incluido- de Javi Fuego.

Dos cero en poco más de diez minutos. Partido sentenciado en un suspiro. Aunque para evitarlo llegó Paradas Romero, que mostró dos amarillas discutibles a Sergio Ramos para mandarlo a la calle. El Madrid se quedaba con diez y el Rayo obtenía lo que más le gusta tener: espacios para hacer circular el balón.

Así fue. El Rayo siguió tratando la bola con mimo favorecido por la superioridad numérica y gracias a ellos llegaron un buen cabezazo de Galvez, una ocasión que Piti decidió resolver con un piscinazo, un buen centro de Lass desde la izquierda que no encontró rematador...

De todo ello Mourinho sacó como conclusión que le sobraba Morata y que necesitaba otro defensa. Por ello sacó al canterano del campo para sacar a Albiol y poner una defensa de cuatro con un blindaje doble por delante, el que ejercían Khedira y Essien. ¿Cerró mejor el Madrid desde ese momento? No demasiado. El Rayo siguió dando fluidez a la pelota, lo que se tradujo en nuevas ocasiones. En una de ellas Diego López detuvo un tiro de Chori. En otra, Varane se le apareció a Piti cuando armaba el disparo en la frontal del área...

El Rayo se fue al descanso con la esperanza de poder acortar diferencias. Podría haberlo hecho si en la reanudación Paradas Romero hubiera dado penalti por una mano evidente de Coentrao en el área del Real Madrid. Pero el árbitro no lo hizo en otro error más de su actuación en el Bernabéu.

El encuentro contaba con dos contrincantes en busca del gol -de formas distintas- pero sin ocasiones claras para hacerlo a pesar de las buenas acciones de jugadores como Kaká y Cristiano en el Madrid y Lass y Trashorras en el Rayo. Pero con el paso de los minutos, el partido se inclinó hacia la portería del equipo de Vallecas, que parecía perder un poco de fuelle a medida que pasaban los minutos.

Sin embargo, durante casi toda la segunda mitad quedó de manifiesto que al partido de faltaba algo. O la sentencia del Madrid o un gol del Rayo que diera un poco de emoción al choque. El problema es que eso no llegó y terminó con un 2-0 que vale de poco a un Real Madrid para una Liga en la que tiene ya poco que ganar con su desventaja de 16 puntos respecto al Barcelona pero que puede ser muy útil si se utiliza como banco de pruebas para esos días cruciales en los que se juega la vida en la Copa ante el Barcelona y en la Champions ante el Manchester United.

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