Sociedad
CASO BANKIA

Bankia ocultó sus "problemas de viabilidad"

<b>El auditor de Deloitte Francisco Celma</b> ha declarado ante el juez que en marzo de 2012 advirtió al Comité de Auditoría de Bankia de los<b> "problemas de viabilidad"</b> de la entidad por su difícil situación económica. Unos problemas que nunca fueron transmitidos por los principales directivos al consejo ni a los accionistas, según todas las declaraciones que han tenido lugar hasta la fecha

El responsable de la auditora Deloitte, Francisco Celma, ha desmentido las acusaciones y reproches de la mayor parte de los exconsejeros imputados durante su declaración como testigo este miércoles, ante el juez que instruye la causa, Fernando Andreu

En una comparecencia que ha durado más de cinco horas, Celma ha negado ante el juez que nunca advirtiera de la delicada situación de Bankia, tal y como aseguraron los exconsejeros.

De hecho, ha afirmado que ya en la reunión de 18 de octubre de 2011 del Comité de Auditoría planteó dudas sobre la valoración de la entidad y el precio de las acciones, como de los créditos fiscales planteados.

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Tras esa reunión de octubre, según Celma, no le convocaron a ninguna otra hasta marzo de 2012, a pesar de que en ese periodo tuvieron lugar siete reuniones más en Bankia y otras cuatro en su matriz, BFA.

Fue durante los días 26 y 27 de marzo, ha sostenido el auditor, cuando alertó del "empeoramiento" de Bankia y los "problemas de viabilidad" de la entidad y de BFA, sobre todo por el agravamiento de su cartera inmobiliaria. También se ha quejado de que Bankia no le enviaba la documentación solicitada.

Francisco Celma ha asegurado nunca emitió su informe de auditoría sobre Bankia porque "nadie le remitió las cuentas formuladas y firmadas". Y nadie se las remitió, porque a su entender, lo que no quería Bankia es que dijese la verdad sobre las cuentas: que con esos parámetros económicos no había otra salida que "un informe de auditoría con salvedades".

Rato buscó soluciones sin éxito

La situación era tan preocupante, que según ha revelado el auditor, el presidente de Bankia,Rodrigo Rato, y el consejero delegado Francisco Verdú, crean en marzo un equipo con Lazard, Clifford Chance y la propia Deloitte para buscar soluciones en dos líneas diferenciadas: Una operación de fusión con otras entidades bancarias, que se descarta en un plazo relativamente breve, y una inyección de capital para buscar los 7.000 millones de euros que en principio necesitaba Bankia para salir del atolladero.

En abril, el Banco de España aprueba el primer plan de capitalización a pesar de que según Deloite, "no garantizaba la viabilidad" de Bankia. Entre el 17 y el 19 de abril mantiene una conversación y diversos correos con Rato en los que el expresidente de Bankia le pregunta que si lograse los 7.000 millones obtendría un informe sin salvedades y Celma le contesta de forma afirmativa, pero Rodrigo Rato jamás los llegó a obtener. Economía rechazó su último plan presentado a principios de mayo y tuvo que presentar la dimisión.

Francisco Celma ha manifestado que ya no tuvo ningún contacto más con Bankia hasta el 25 de mayo, cuando tuvo lugar la formulación de las cuentas. También ha negado que hubiera tenido algún contacto con el Ministerio de Economía o hubiera seguido alguna directriz en todo este proceso. además, a preguntas del Fiscal Anticorrupción ha dicho que nunca pretendió exagerar las dificultades económicas de Bankia durante el principio del mandato de Goirigolzarri para que no pudiera achacarle responsabilidad alguna.

 
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