¡Siete ministros en el comedor!

"El mejor cochinillo de Madrid se come en El Senador". Así de claro lo tiene Ángel Gutiérrez, un empresario de Cascajares (Segovia) que, desde hace más de 30 años, regenta el restaurante situado justo enfrente de la Cámara Alta de las Cortes. Gutiérrez es de la quinta del 53 y, aunque a su casa acuden multitud de políticos y artistas, presume sobre todo de dos cosas: de los tomates que cultiva en su pueblo y de haber ganado el Campeonato Provincial de Tractoristas en 1975. "El cochinillo lo corto yo cada mañana", explica. Ejemplares alimentados "exclusivamente de leche materna" y avalados por la Marca de Garantía. Está semana, además, pueden degustarse a mitad de precio (11,50 euros) porque celebra los días de El Dorado.

El Senador es un restaurante de producto especializado en cordero y cochinillo pero no por ello descuida las verduras, el pescado o los postres. "Procuro tener cosas que sean buenas", explica Gutiérrez. "Y la mejor tarta de manzana también la hacemos aquí".

Pasadas las tres de la tarde, cuando los comensales se levantan para volver al trabajo, muchos se acercan al dueño para felicitarle por lo "rico" que estaba todo y Gutiérrez susurra complacido que se sabe el nombre de "casi todos".

Pero si algo valoran los clientes de El Senador, sobre todo los que ocupan un escaño, es la discreción. "Son gente fenomenal", asegura el empresario. Al recordarle que hoy en día no es muy habitual oír a alguien hablar tan bien de los políticos, Gutiérrez reconoce que "eso se lo han ganado a pulso" pero niega que todos sean corruptos, "como piensan algunos".

"A Esperanza Aguirre [presidenta del Senado entre 1999 y 2002] le he dado bastante de comer. Y por aquí han pasado Felipe González, Zapatero... También casi todos los ministros", explica Gutiérrez. "En la época de Felipe, para un día del Pilar, llegaron a reunirse ¡siete ministros! en el comedor. Tengo unas clientas que, cuando pasan por aquí, aún me lo recuerdan".

El 11-S es otro día inolvidable: "El restaurante estaba lleno, con bastantes senadores, y [Esteban] González Pons me pidió que pusiera la tele. Le habría llegado algún mensaje al teléfono... Recuerdo que fue mesa por mesa informando de lo que había pasado".

Al preguntarle cómo encaja las propuestas de supresión del Senado, Gutiérrez argumenta con ironía que a veces hasta lo desea. "Nos dejarían aparcar en la puerta, tendría una terraza enfrente y lo mismo hasta aprovechaban el edificio para poner un hotel, con lo cual llenaríamos más el restaurante".

Gutiérrez señala que, aunque a él le siga yendo "bien", la crisis "se nota". Y explica, por ejemplo, que el Senado siempre le había facilitado una guía con el nombre y la foto de todos los senadores, muy útil por si se le olvidaba alguno. "Pero este año ya no la han hecho", advierte resignado.

El empresario segoviano habla con admiración de Don Manuel. "Fraga nunca pagó porque le invitaron siempre", asegura. "Tenía una cabeza fuera de lo normal. Una vez le sacamos una botella de vino y no solo sabía de quién era la bodega... ¡Se acordaba hasta del día que la había inaugurado! Algo fuera de lo normal".

Gutiérrez asegura que, con la única excepción de Juan Barranco [alcalde de Madrid entre 1986 y 1989], con el que jugaba al mus, jamás ha invitado a un político a comer. Apunta que a José María Aznar le atendió en otro restaurante que tenía, y confirma que, de momento, ni el Rey ni el Papa han pisado El Senador. Tampoco el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. "Él se lo pierde", lamenta. "Le atendería como a uno más. Y pagaría la cuenta. Eso seguro".

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