Un jesuita llega a la silla de Pedro
Un bonaerense nacido en 1936, graduado en Ciencias Químicas, que ingresó en la Compañía de Jesús con 22 años, que fue profesor de Literatura, maestro de novicios, rector del Colegio Máximo
Un hombre muy conocido en Buenos Aires, donde hablan, y no acaban, de su sencillez. "Viajaba en colectivo", "Se cocinaba él solo", "Ocupaba un piso porque no quería vivir en el Palacio Episcopal".
De sus ideas, hablan algunas de sus declaraciones. Como esta sobre la caridad: "Una Iglesia que anuncia la palabra, que celebra los sacramentos y no tiene el servicio de la caridad, no es Iglesia de Jesucristo". O esta otra, sobre la extrema pobreza: "Los derechos humanos se violan no solo por el terrorismo, la represión o los asesinatos, sino también por las estructuras económicas injustas que originan las grandes desigualdades, la extrema pobreza".
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Principal de la Compañía en Argentina durante los terribles años de la dictadura, Bergoglio se entrevistó con el general Videla para interceder por los curas detenidos, según recuerda el padre Guillermo Marcó, responsable para la Pastoral Universitaria del Arzobispado de Buenos Aires. Hace dos años, ya cardenal, testificó en un juicio por crímenes en la dictadura. Sin embargo otros sectores de la Iglesia argentina, más cercanos a los llamados "curas villeros", quienes trabajan con los más pobres, inciden en que Bergoglio prefería sacerdotes dedicándose a su tarea, no politizados.
Otro punto de fricción que el nuevo papa deja en Argentina es su difícil relación con el gobierno de Cristina Fernández, como anteriormente con el de Néstor Kirchner. "Nunca ha querido ir a la Casa Rosada para rendir pleitesía", comentan periodistas argentinos en diálogo con la SER.
En 1998 fue designado arzobispo de Buenos Aires y Primado de Argentina. En 2001 recibió de Juan Pablo II la birreta cardenalicia. Pese al hermetismo de los cónclaves, fue un secreto a voces que en el cónclave que eligió a Benedicto XVI fue el cardenal más votado después de Ratzinger. En la Santa Sede ha sido miembro de diferentes congregaciones, entre ellas la Congregación para el Culto Divino y el Pontificio Consejo de la Familia.
Hay algunos signos que nos ha mostrado él mismo, apenas ha salido a la balconada de la Basílica de San Pedro: Primero, la elección de un nombre inédito entre los papas, el de Francisco, como el Santo sencillo de Asís. Segundo, que ha rezado y ha hecho rezar a la multitud de la plaza el Padre Nuestro, la oración que enseñó Jesús a sus seguidores.
Jesuíta ortodoxo, pero más liberal en los temas de moral sexual, no le gustan las camarillas ni que la gente haga lobby a su alrededor. Prefiere vestir de sotana que con la pompa del cardenalato. Se mezcla con la gente y prefiere que se le llame simplemente "Padre". Escucha música clásica y tangos. Le gusta el fútbol y se acuesta temprano. Es muy austero de costumbres. En fin, son detalles de urgencia, para trazar un perfil urgente de un papa blanco que hasta hoy estuvo sometido por el voto de obediencia al papa negro, al padre General de la Compañía de Jesús.