La cocinera del presidente Mitterrand

El presidente francés François Mitterrand quiso contratar a una cocinera personal que preparase platos como los que le hacía su madre. La elegida fue Danièle Mazet-Delpeuch, quien se dedicaba a la truficultura y a "compartir" su cocina casera francesa con jóvenes extranjeros en una granja del Périgord, al suroeste del país. Delpeuch aceptó y trabajó en el Palacio del Elíseo entre 1988 y 1990. Su historia acaba de dar el salto a la gran pantalla con Catherine Frot como actriz protagonista, pero la encargada de promocionar el filme en Madrid ha sido ella: la auténtica cocinera de Mitterrand.

En el arranque de la película vemos a un funcionario del Gobierno buscando a una cocinera que, preferiblemente, tenga los pechos grandes. ¿Así fue realmente?

¡Yo no soy la responsable del guion! Creo que es una tontería. Supongo que Christian Vincent intentaba darle un tono cómico a esa escena pero al final solo ha logrado ser ridículo.

¿Le ha incomodado el machismo en su trabajo como cocinera?

A veces lo he sentido pero no ha llegado a molestarme. El hecho de ser mujer nunca me ha impedido hacer lo que quería. Al contrario. En la mayoría de las veces me lo ha facilitado...

La película muestra una relación de rivalidad y celos entre la cocinera del presidente y el chef de la cocina central...

La rivalidad existe, desde luego, pero no más que en otros núcleos de poder. Y es cierto: hay una rivalidad hombre-mujer... pero es que el mundo de la cocina es de difícil acceso para las mujeres. Los hombres siempre intentan quedarse con los puestos más importantes.

Perdone la indiscreción: ¿había votado por Mitterrand?

¿Yo le he preguntado a usted si votó por Rajoy? Hay preguntas que prefiero no contestar...

En uno de los momentos cumbre de la película vemos a la cocinera y al presidente compartir una tostada untada con mantequilla de trufa...

¡Sí! Es una escena muy lograda... ¡Pero la verdadera estrella es la trufa!

¿Compartió realmente una tostada con el Presidente Mitterrand?

Para esta pregunta tampoco tengo respuesta. Procuro ser discreta.

Si le hubiese llamado Nicolas Sarkozy, ¿hubiese cocinado para él?

Jamás volveré a cocinar para ningún presidente del planeta porque es algo que ya he hecho y me quedan muchísimas cosas apasionantes por hacer.

Tengo entendido que uno de sus sueños es producir trufa en Nueva Zelanda...

Es un proyecto muy largo, de toda una vida. Quiero recuperar lo que hacían mis antepasados. ¡Mi abuelo era un gran truficultor! Pero la trufa no se planta para cosecharla. Se planta por plantarla... Habrá que esperar algunos años más.

Dicen que la mejor trufa negra es la española...

Los franceses dicen que las mejores son las suyas y los australianos, lo mismo. Una buena trufa es una buena trufa.

¿Conoce la cocina española?

No.

¿Qué opina del estado actual de la cocina francesa?

Estoy esperando a una nueva generación de cocineros porque, aunque los de ahora hacen cosas muy interesantes, sus precios son prohibitivos. Se basan en la tradición para elaborar nuevos platos y eso está bien pero hay que reducir los precios para que su cocina resulte asequible para todo el mundo.

¿Hizo muchos amigos en el Elíseo?

No muchos... pero sí uno grande: el metre. El que en la película protege a Hortense [el nombre ficticio de la cocinera del presidente]. ¡Es un hombre extraordinario! Yo soy la madrina de uno de sus hijos y nos vemos muy a menudo. Es parte de mi familia...

¿Dónde puedo probar sus platos? La col rellena de salmón parece deliciosa...

En ningún sitio porque, incluso si vienes a mi escuela, comerás algo que tú mismo hayas hecho. Lo habrás hecho conmigo... ¡pero lo habrás hecho tú!

¿Organiza cursos de verano?

No... Pero si viene solo un mes pintarás la casa, cortarás leña, trabajarás en el huerto... ¡y cocinarás, claro! Pero tendré mucho cuidado con lo que diga delante tuyo [risas].

Una última indiscreción: ¿cuántos años tiene?

71.

¿Y no está deseando jubilarse?

Yo no trabajo: ¡me divierto!

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