Djokovic destrona a Rafa Nadal en Montecarlo
El jugador serbio vence<b> 6-2/7-6 a Rafa Nadal</b> y le impide la consecución de su noveno título en el principado. El de Belgrado, mejor en los momentos decisivos, se afianza en lo más alto del ranking
Era una final de sensaciones. El camino que cada uno de los contendientes había tenido a lo largo de la semana así lo indicaba. Dejaron dudas en sus partidos previos, Djokovic con molestias físicas y Nadal con problemas de juego -sobre todo en el choque con Dimitrov-. ¿Quién llegaba mejor? ¿Quién tenía menores problemas?
Aunque la lluvia impidió ver las respuestas a la hora indicada, apenas hicieron falta un par de juegos para ver la realidad de cada jugador. El serbio enfocó el partido con más claridad, se aferró a la idea de hacer jugar a Rafa de revés a revés. Un golpe con el que el español está cómodo pero tiene menos facilidades para variar direcciones y alturas.
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El runrún que reconcomía a Nadal frente a Dimitrov volvió a instalarse en su juego. Las malas decisiones, los errores no forzados por previsible en Nadal, florecieron en su dinámica de partido. Mientras Rafa se aclaraba, el serbio se iba embolsando juegos como una centella. Su derecha corría y su revés era el patrón del partido. 5-0 y Nadal se veía sacando por mantenerse en el set. Un juego indigno que acabó siendo un importante punto de inflexión.
Salvó su saque y hasta 5 bolas de set, tantos puntos dieron confianza al manacorense, que en el siguiente juego rompió el de Djokovic salvando otro par de bolas de set. Perdió la manga con su saque, pero algo había cambiado en el partido. Novak había ganado el set, pero Nadal había recuperado sus sensaciones.
Un muy mejorado segundo set
Todo resultó más igualado en la reanudación. Los peloteos cambiaron de hoja de ruta, las derechas aparecieron y todo se equilibró. También ayudó la pista, el tiempo y la humedad. Con el calor del sol la tierra se fue secando y soltando, ralentizando la superficie y propiciando puntos más largos. Los golpes ganadores ya no eran tales, el rival siempre llegaba para asomar la raqueta. El partido había cambiado, se jugaría en espacios cortos.
Ya era un partido de tierra batida, bolas altas, profundas, todo según el guion habitual. El balear, pese a haber perdido el primer parcial traía mejor inercia, y en cierto modo fue el que tiró del set en todo momento. Él hacía los primeros 'breaks' pero Djokovic no dejaba apenas lugar para la relajación recuperándolos al instante.
Nadal tuvo 2-1 y saque, 4-2 y saque y 6-5 y saque, y nunca logró separarse en el marcador. No fue el mejor partido entre ambos, pero sí bellísimos puntos. Rafa necesitaba un gran esfuerzo para cada punto, tres o cuatro golpes ajustados como mínimo, Novak en cambio los lograba con una derecha o un revés puntual. Esa fue el hecho diferencial de la final y así se demostró en el definitivo desempate.
Djokovic sacó mejor, pegó mejor y manejó mejor los nervios del último juego, seguramente por eso, porque para él en el peor de los casos no iba a ser el último. Nadal llegó tarde a la final y dio demasiada ventaja a un rival despiadado, pese mostrar su mejor tenis durante intervalos del segundo set. Próxima parada, Barcelona.
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