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Musica | Ocio y cultura

La montaña rusa emocional de Josh Ritter

La vida da muchas vueltas, a veces de un modo violento que nos descoloca. Los últimos años han dado una buena tunda a Josh Ritter (Idaho, 1976). Ritter ha pasado de ser un hombre feliz a un hombre abandonado para emerger como un padre primerizo en una nueva relación. En el camino ha editado un disco, ‘The beast in it´s tracks’, que es su trabajo más crudo y doloroso, su primer disco en primera persona.

Cuando me llegó a la redacción el nuevo disco de Josh Ritter recibí un mail del propio músico, enviado a modo de nota de prensa, en el que narraba su descenso a los infiernos de la música. En esa nota no contaba el final feliz al que sí se refirió en nuestro posterior encuentro telefónico. Josh Ritter emerge en este disco de un modo diferente, más crudo y minimalista, como uno de los mejores compositores de su generación. “Este álbum me ha hecho recordar que cuando hablo sobre mis cosas, sobre mis sentimientos, tengo que intentar mantener la canción lo más pequeña y sencilla posible para poder decir exactamente lo que quiero decir y nada más”, explica Ritter desde su casa. “Lo que he hecho en este álbum ha sido recordar todo el rato que a veces una canción pequeña debe quedase así. Mi último disco estaba repleto de canciones grandilocuentes porque quería que sonasen así”.

Escuchando el disco es fácil imaginarse lo mal que lo ha debido pasar este hombre que ahora se muestra afable y hasta alegre al teléfono. Las rupturas han inspirado grandes canciones a lo largo de la historia de la música, temas con los que los oyentes se sienten identificados, pero son, principalmente, ejercicios para mantenerse ocupado, para hacer las noches menos solitarias, un autoflagelo que a veces resulta expiatorio. “Me mantuvo ocupado. No es que me aliviase pero me distrajo. Cuando tienes el corazón roto hay pocas cosas que puedas hacer que te alivien pero mantenerte ocupado es primordial y poco a poco fui estando mejor. Escribir siempre me ha funcionado, hace que el tiempo vuele y es algo que me parece divertido”, explica Ritter. “No me ayudó a entender las cosas pero sí a pasar las horas más peligrosas”, añade.

Ahora Ritter gira con este disco por el mundo, con unas canciones que narran su fracaso, su dolor, pero también el comienzo de su nueva relación. ¿No resulta raro? “Lo es”, responde en el acto. Nunca pensé que esta fuese la mejor manera de escribir, especialmente canciones. Hay mucha gente cantando sus penas y no quería ser uno más de ellos pero me di cuenta de que en esta situación esto es lo que me tocaba. Supongo que estoy nervioso y me siento expuesto y avergonzado pero es mi experiencia y tengo que vivir con ello”.

Todo creador siente una relación especial con su obra, amor y odio, orgullo y rechazo. “Espero que no me arrepienta de haber hablado de un modo tan honesto, aunque por otro lado me siento orgulloso de haberlo hecho”, explica el músico. “Cuando escucho los discos que hice hace diez años hay cosas que hoy haría de otra manera pero no hay nada que cambiaría. En el momento que hice mis otros discos intentaba ser yo mismo, la gente cambia pero el deseo de ser uno mismo es lo que hace que un álbum sea bueno y siga siendo bueno con el paso de los años”, añade.

Se requiere valor para vaciar un fracaso sentimental en un disco, pero al final esas son las canciones que escuchamos cuando pasamos por lo mismo. “Creo que si la canción está bien escrita, aunque tenga connotaciones personales, será comprensible para la gente de tal modo que cuando subes a un escenario a cantarla no la cantas para ti, la cantas para que la gente la coja y la tome como suya. Yo lo he hecho con canciones de otras personas. Creo que al final el ser humano experimenta las mismas cosas y las canciones reconfortan. Todos hemos pensado en que algunas canciones estaban escritas pensando en nuestras vidas”.

Josh habla sin prisa, bromeando, y se muestra optimista de cara a un verano repleto de conciertos. “Toda la familia me está acompañando en la gira y estoy contento de estar con ellos”, comenta. Volvemos a la idea inicial de las vueltas que da la vida. “No me lo hubiera creído en los malos momentos, pero ahora soy un hombre muy feliz. Es difícil terminar una relación pero mi vida ha dado un vuelco. Las cosas se pueden derrumbar en un segundo pero me he dado cuenta de que la vida también se puede arreglar en muy poco tiempo”, concluye el músico.

 
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