'Vive cantando', la serie revelación

A la hora de analizar un producto televisivo convine tener en cuenta dos variables muy importantes: su presupuesto y la cantidad de errores notables que deja ver. De ahí que se pueda criticar una serie de 3 millones de euros que en tres capítulos no sea capaz de contarte nada y se puede aplaudir a una modesta producción sin alardes, pero que lucha por ser lo más creíble posible y trasladarte una historia. Y este último es el caso de 'Vive cantando', la serie que Antena 3 emite los martes desde principios de septiembre.

"Los clientes de HBO son los espectadores; En España, el cliente es el anunciante". Lo decía -no hace mucho-, en un encuentro de guionistas, Mariano Baselga, guionista y uno de los creadores de 'Vive Cantando'. Es otra variable más a tener en cuenta si analizamos una ficción en nuestro país. Tanto él como otra de las creadoras, Paula Fernández se quejaban, con cierto punto de conformismo, de que en algún capítulo de 'Vive cantando' el corte publicitario se había producido en medio de una de las secuencias musicales de la serie. Primero la publicidad, después el capítulo. Es lo que nos toca asumir. Y eso también resta al producto.

'Vive cantando' no nos cuenta nada nuevo. Ni siquiera pretende sumergirnos en una realidad que nos aparte de nuestro día a día. Con sus capítulos, por lo general, no sufrimos, no nos ilusionamos, no nos reímos... pero esta serie tiene un algo que va enganchando, que te hace poner cada martes el televisor en Antena 3.

Cuenta la historia de Trini (María Castro), una treintañera de Vallecas que soñó ser cantante y lo más que consiguió fue ser la musa de los abueletes en las verbenas de los pueblos. Pierde -en el primer capítulo- a su hermana tras una repentina enfermedad y le tocará enfundarse los guantes, coger la fregona y volver al barrio del que salió corriendo siendo poco más que una adolescente. Lo hará para cuidar y hacerse cargo de su padre -Manuel Galiana, con un silencioso gran trabajo- y de los hijos de su difunta hermana a los que su padre abandonó. La Trini contra todo, contra las jugarretas del destino... en un barrio obrero de ciudad en los que la gente ya nace así: teniendo que trabajarse la vida cada día sin saber qué les deparará el futuro.

María Castro lleva a cabo una interpretación de muchos quilates. En el primer episodio -el más aburrido de todos, como si tuvieran prisa de contar algo rápido y se atascasen en cada paso-, su trabajo podría parecer que roza la sobreactuación; sin embargo, María nos va metiendo en el mundillo de Trini: impulsiva; sensible por dentro, pero dura como una roca de cara a los demás; malhablada, directa, sin pelos en la lengua... Así es La Trini, como la conocen en el barrio. Una María Castro que lleva todo el peso de la ficción y que da otro paso más -y grande- en su evolución como actriz.

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'Vive cantando' se mueve bien en el tópico. El tópico amor, la típica discusión... llega a ser una serie predecible, pero engancha. Dirigida por el cineasta Miguel Albaladejo, nos muestra esa visión costumbrista de la vida con la que todos terminamos sintiéndonos identificados. Esos tópicos personajes, al final, terminan transmitiendo emociones reconocibles por el espectador.

Candela (Mariola Fuentes) y Mariano (Javier Cifrián) es el matrimonio que regenta el bar del barrio. Recuerda al que forman Marcelino y Manolita de 'Amar en tiempos revueltos' -ahora 'Amar es para siempre'-, también dueños de una taberna. Candela y su marido intentan sacar adelante el bar; ella en la cocina, él en la barra contando sus batallitas con los parroquianos. La crisis los asfixia, discuten, se enfadan... se quieren.

Como discuten y se quieren desde siempre Trini y Juanjo (Jose Luis García Pérez) que, en tiempos de crisis, éste se decide a abrir un karaoke con el dinero y las ganas de su entusiasta socio, César (Gorka Otxoa). Tan entusiasta como ingenuo. César es de esas personas a las que a uno le duele que la vida las trate mal, por el buen corazón que tienen y por la ilusión que le ponen a todo. Pero la vida los maltrata.

César y Trini encarnan los pilares básicos de esta ficción. Trini, por esa lucha, la lucha porque no queda más remedio, porque la vida te obliga a ganarte hasta lo más nimio. César porque la serie vende ilusión. Cada capítulo de 'Vive cantando' te hace llegar un mensaje que cala y que tiene que ver con la esperanza. La esperanza de que, aunque todo salga mal, en el futuro todo puede mejorar. Por eso hay que seguir avanzando, porque terminará saliendo bien. El montaje de determinadas secuencias y su música ayudan a esto.

Una serie de verano

"Era tan barata que estaba pensada para el verano", Mariano, co-creador. 'Vive cantando' es uno de los productos más baratos que se emiten en una de las grandes cadenas. Estaba pensada para el verano, no para competir en la dura temporada otoñal. Sin embargo, no sólo mantiene el tipo, sino que la audiencia la convierte en lo más visto del martes -a excepción de los tres martes en los que ha habido Champions League-. Antena 3, sorprendida, ha decidido ampliar esta primera temporada con 5 capítulos más. La productora, Doble Filo, fijó la primera temporada en 8 capítulos. Debido a sus buenos números, han debido ponerse manos a la obra y grabar otros cinco más hasta llegar a los trece.

Capítulo 1 | 3.086.000 | 18,70%

Capítulo 2 | 3.080.000 | 18,50%

Capítulo 3 | 2.419.000 | 14,30%

Capítulo 4 | 2.462.000 | 14,70%

Capítulo 5 | 2.562.000 | 14,40%

Capítulo 6 | 2.591.000 | 15,40%

Capítulo 7 | 2.593.000 | 15,80%

Capítulo 8 | 2.561.000 |14,10%

Sin ser unos números que quiten el hipo, esta modesta producción ha logrado una media de 2.669.000 espectadores tras 8 capítulos emitidos, con una cuota de pantalla del 15,7%. Es verdad que no debe competir contra grandes titanes de la audiencia, lo hace contra 'Tierra de Lobos' en Telecinco y 'España a ras del cielo' en La 1. Pero no por eso hay que desdeñar esas cifras que son superiores, por ejemplo, a las que presenta este año la temporada de 'Aída' (14,1% de share).

'Vive cantando' se deja querer porque se esfuerza por hacer las cosas bien, pese a los pocos recursos. Los decorados son sencillos, pero verosímiles y echan mano de muchos exteriores de poca complejidad para secuencias tan normales como una simple conversación. Que una mera conversación, un beso o una discusión se grabe en plena calle o en un parque sumerge al espectador -lo saca de tanto cartón piedra- y mejora el ritmo narrativo.

El reparto es muy correcto. Y si bien es verdad que alguna de las interpretaciones desentonaba, con el paso de los capítulos -gracias al director o a quien sea- han ido cogiendo el aire a su personaje. Muy buen trabajo de Esperanza Elipe ('Camera Café') y Alberto Jiménez ('Amar es para siempre', 'La señora'), de lo mejorcito de la serie.

Los jóvenes... bueno. No tienen demasiadas secuencias, son rutinarias, casi de relleno y les exige poco. Sandra Blázquez encabeza un reparto juvenil que va salvando su trabajo lo más aceptablemente posible. Ignacio Montes, se desenvuelve bien en el papel de chulito guaperas porque está dotando a su personaje de con un punto de vulnerabilidad que no solemos ver en personajes de este estilo.

Y Roko, lo que pierde en la interpretación actoral -que es bastante- lo subsana con su potente voz.

'Vive cantando' es una serie sin grandes alardes y sin grandes pretensiones. Sólo pretende hacer las cosas lo mejor posible con los recursos de los que posee. Habrá fallos, por falta de dinero, por el vertiginoso ritmo de grabación -en ficción el tiempo es auténtico oro-, por descuidos... pero 'Vive cantando' deja cada martes un buen sabor de boca en el espectador, con una mirada optimista de la dura realidad,y éste le premia con una aceptable fidelidad. Es la serie revelación de la temporada.