Cine y TV

A la altura de 'Breaking bad'

La cuarta temporada de 'Boardwalk Empire' concluye confirmándola como una de las series de mayor calidad

Magnífico, espectacular, sorprendente y elegante. Así ha sido el episodio final de la cuarta temporada de una de las mejores series que un telespectador puede sintonizar. La ficción de HBO sobre la mafia y la Norteamérica de los años 20 nos regala en esta cuarta entrega la mejor de sus temporadas. Mientras, la cadena ya ha confirmado una quinta temporada para la serie que protagoniza Steve Buscemi.

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Los amantes de la buena ficción televisiva debieran encontrar consuelo a su aflicción por la desaparición de 'Breaking bad' con la última temporada emitida de 'Boardwalk Empire', una serie dirigida quizá a un segmento de espectadores más reducido, pero que aglutina todos los elementos de las grandes obras maestras de la pequeña gran pantalla.

Una serie que tiene el sello de Martin Scorsese -es uno de los productores ejecutivos-, creada por Terrence Winter, guionista y productor ejecutivo de 'Los Soprano', y basada en el libro 'Boardwalk Empire: The Birth, High Times, and Corruption of Atlantic City' ('Imperio del paseo marítimo: nacimiento, época dorada y corrupción en Atlantic City) de Nelson Johnson. Y eso (todo eso) es 'Boardwalk Empire'.

'Boardwalk Empire', a lo largo de las cuatro temporadas ya emitidas, nos dibuja el nacimiento de la mafia en la sociedad norteamericana focalizándolo en Atlantic City, la ciudad del pecado y la diversión en los años de la prohibición del alcohol. Lo hace con una habilidad narrativa brillante y con la mirada y el enfoque que apreciamos en filmes de Scorsese como 'Uno de los nuestros' o 'Gans of New York'.

Una serie de una excelente factura técnica, cuyo episodio piloto superó los 20 millones de dólares y en cuyo reparto encontramos unos actores y actrices de un talento que, en ocasiones, roza lo sublime. Actores que interpretan a complejos personajes minuciosamente dibujados y que, en cualquier momento, desaparecen de la serie.

Es una ficción que, como el café, su regusto se saborea mejor con el paso del tiempo. Como ocurre con 'Los Soprano' o con 'The Wire' o con 'The Wire', el salto de calidad de esta serie, el paso a la dimensión de obra maestra, se lo otorgan la evolución y peso en las tramas de los personajes secundarios.

Igual que Tony Soprano se engrandece merced al contrapunto que le ofrece el personaje de la psicóloga Melfy ('Los Soprano'); o que es Bunk quien mejor dibuja las aristas y debilidades de McNulty ('The Wire'); o Peggy nos descubre al verdadero Don Draper ('Mad Men'); en 'Boardwalk Empire' son los personajes secundarios los que engrandecen la serie y la figura del personaje en torno a la cual gira todo, Nucky Thompson, interpretado por Steve Buscemi.

En la primera temporada de la serie encontramos a un Nucky preocupado, actuando como un padre, con el joven Jimmy Darmody (Michael Pitt). Como Walter White y Jesse Pinkman en 'Breaking bad', se establece una relación de cariño, respeto y tensión. La tensión que genera un mundo donde un dólar tiene más peso que la vida de una persona. Porque perder o que te quiten ese dólar supone la debilidad que ningún capo mafioso debe permitir.

Más allá de acercarnos a los inicios de 'célebres' mafiosos como Al Capone o Arnold Rothstein, más allá de disfrutar con brutales escenas de asesinatos inesperados, de traiciones y de negocios ilegales, 'Boardwalk Empire' nos ofrece un dibujo sensacional de la América de los años 20 y de una ciudad, Atlantic City, germen de lo que después serían 'Las Vegas'. Una ciudad donde no es que no hubiese ley, sino que la ley estaba al servicio del contrabando de alcohol, el ocio, la vida social y los cabarets. Simple y llanamente porque producían dinero. Lo único realmente importante en ese imperio.

En la sociedad que nos muestra 'Boardwalk Empire', un poderoso alcalde o gobernador que despreciase a los negros debe tender la mano respetuosamente a un hombre de color por la misma razón: los negocios están por encima de todo y para quienes mueven esos negocios, ese hombre de color valía más. Michael Kenneth Williams da vida a Albert White, el negro influyente de Atlantic City que, sin estudios ni linaje, se ha ganado el respeto de quienes le rodean. Respetarlo a él es bueno para el negocio.

"Yo no tengo amigos. Tengo socios"

La serie nos dejó una primera temporada plausible. Una segunda sensacional, con dos episodios finales absolutamente espectaculares. Una tercera entrega más floja, casi decepcionante que, pese a que mantuvo unos estándares de calidad muy altos, cayó en clichés del mundo de la mafia demasiado vistos y manidos.

La cuarta temporada es, sin duda, la mejor de lo visto hasta ahora en 'Boardwalk Empire'. La serie recupera al mejor Nucky Thompson, lo despoja de sus debilidades y nos enseña de nuevo sus miserias morales y su brutalidad en ese cuerpo de cincuentón debilucho elegantemente trajeado. En torno a él, un sinfín de personajes van modificándose entre sí sus particulares historias y la trama general de la serie. Lo que ocurre con Al Capone en Chicago tiene su reflejo y consecuencia en la Nueva York que controla Rothstein. La llegada de un nuevo miembro influyente a la comunidad negra no sólo modifica los negocios y el poder de White entre los suyos, sino que a la vez deriva en una investigación del recién creado FBI.

Sublimes personajes como Margaret Schroeder, de los personajes femeninos que más callan y más dicen en una serie; Nelson Van Alden, a quien la vida le obligará a pisotear todo en lo que ha creído y hacer todo aquello que odió; o Richard Harrow , con su desfigurada cara, su gran corazón y su pulso asesino, configuran una ficción televisiva grandiosa y que poco ha de envidiarle a la, en algunos momentos, efectista 'Breaking bad'.

En cada temporada, el brillantísimo guion les da un giro de tuerca, los machaca, los ensalza, los monta en la ola del éxito, los deja caer. Los trata tan mal y tan bien como la vida trata a una persona. Y cada temporada va sumando personajes excepcionales a la lista. En esta cuarta, el sobrino de Nucky Thompson -interpretado fantásticamente por el joven Ben Rosenfield- abre un mar de posibilidades a la trama central de la serie en la quinta entrega. Un minúsculo personaje que puede hacer tambalear todo. Esa es la grandeza de esta serie.

El juego, la progresión y la influencia de personajes secundarios es incluso mejor en 'Boardwalk Empire' de lo que fue en 'Breaking bad'.

HBO ya ha dado luz verde a la quinta temporada de 'Boardwalk Empire' y eso teniendo en cuenta que su audiencia cada vez es más baja en EEUU. Lo que engrandece a HBO. En España, la serie la podemos ver actualmente en Canal+ tanto en VSO como doblada al castellano.

1ª Temporada | 3,2 millones de espectadores

2ª Temporada | 2,7 millones de espectadores

3ª Temporada | 2,3 millones de espectadores

4ª Temporada | 2,1 millones de espectadores

En el enorme último episodio de la cuarta temporada de 'Boardwalk Empire' escuchamos a Nucky Thompson una frase que bien resumen la moral de este personaje, de Atlantic City y de la serie: "Yo no tengo amigos. Tengo socios".

¿No firmaría Walter White debajo de esa afirmación? Tony Soprano seguro que sí.

 
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