Bob Wayne, las rutas del forajido
Resulta sorprendente, en pleno siglo XXI, seguir topándose con forajidos de la música. Tipos gruñones poco amigos de la ley que vagan de ciudad en ciudad con una guitarra como posesión más preciada. Hubo un tiempo en que estos músicos plantaron batalla a la industria de Nashville. Se puede decir que ganaron en la medida en que muchos de ellos siguieron editando música. Aunque hoy en día la quinta esencia del sonido Nashville sea Taylor Swift, cientos de músicos siguen viviendo al estilo que Willie Nelson, Waylon Jennings, Kris Kristofferson o Johnny Cash marcaron. La vida quizá sea más dura en estos tiempos para un músico de country, pero la dureza siempre ha sido un rasgo en estos artistas trotamundos.
Bob Wayne es uno de esos forajidos actuales, un tipo tatuado, barbudo y de aspecto siniestro que ha curtido su música a través de las carreteras interestatales de EEUU tocando de pueblo en pueblo mientras vendía grabaciones caseras de sus canciones. Wayne es un músico errante con anécdotas carcelarias y de noches salvajes que, sin embargo, lleva una década facturando un country espléndido de canciones honestas sobre sus experiencias vitales, experiencias rodeadas de una leyenda brumosa de sexo, peleas y romances fugaces. Sea como fuere, la música de Wayne –que este año ha editado el aplaudido ‘Back to the camper’- retoma el estilo de vida y los sonidos de sus viejos maestros, la mayoría de ellos ya muertos. Pero Wayne aporta también calidez a la oscuridad de sus historias, humor y ternura a unos personajes perdidos y al límite, y una cierta esperanza ante tan aciago presente.
Wayne siguió el camino largo de la música, el que pasa por todos los antros de pueblos sin nombre, el que marca que antes de escribir una canción hay que vivir una historia. Ese accidentado camino llevó al músico a recorrer Estados Unidos y a conocer a sus gentes, a ver sus condiciones de vida, a escuchar sus reproches. Todas esas experiencias humanas y las noches al límite han dado forma a una obra que retrata una parte de la sociedad estadounidense que solamente, algunos escritores y cantantes, han captado con acierto. Wayne es uno de ellos.
Tras unos inicios difíciles y llenos de dudas, Wayne afronta ahora un momento estable de su carrera y de su vida. Lo hace en compañía de los Outlaw Carnies, una banda intensa y afinada que sirve de empuje a la voz profunda de un Wayne capaz de aullar, gemir o acompañar en un dulce dueto. Juntos han facturado un disco vibrante e intenso que coloca a Wayne entre los grandes nombres de un género musical siempre vivo, pero en la línea de aquellos músicos empeñados en seguir siempre el viaje, en seguir viviendo, conociendo gentes y lugares. Y todo eso se combina en la paleta con la que se plasman sus retratos sonoros, un testimonio musical de una época dura para la que siempre queda algo de esperanza.
Bob Wayne actúa este viernes en la Sala El Sol de Madrid
