Ciencia y tecnología

¿A quién pertenecen las fotos que subo a Internet?

En la práctica no hay manera de perseguir a los infractores aunque se sea víctima de una acción ilegal

Imagen logo InstagramGETTY IMAGES JUSTIN JULLIVAN

Para los usuarios de las redes sociales existe un gran vacío respecto a los derechos de autor una vez que se suben las fotos a Instagram, Twitter o cualquier otra red. Y es que la última 'batalla' entre Wikipedia y el fotógrafo Dvid Slater por una autofoto de un mono, ha suscitado este interrogante.

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"El gran problema de la red es que muchas veces, aunque uno sea víctima de una acción ilegal y tenga por tanto derecho a recurrir a la Justicia, en la práctica no hay manera de perseguir a los infractores", ha explicado la abogada especialista en información digital, derechos de autor y privacidad en las redes sociales, Gretchen McCord. Y ha añadido que "Internet se mueve tan rápido y es tan grande que una vez que los contenidos están ahí arriba en ocasiones no puedes hacer nada. No puedes ir detrás de toda esa gente".

El tipo de casos que atiende esta abogada varía a la misma velocidad que evolucionan los contenidos en internet: páginas como Facebook, muy popular y al mismo tiempo controvertida en materia de derechos y privacidad, cambian sus términos de uso continuamente, lo que confunde aún más a un usuario que no siempre sabe si está siendo víctima de un plagio o robo, ni si él mismo lo está cometiendo.

"Lo primero que hay que saber para entender dónde están los límites es que en internet rige el principio básico de los derechos de autor: el copyright sólo protege la expresión creativa original de una idea, pero no la idea en sí misma. Es muy difícil proteger algo como las ideas", ha explicado el abogado especialista en derechos de autor, Marc P. Misthal.

En el caso del autorretrato del mono, Wikipedia ganó porque los jueces determinaron que la protección de los trabajos creativos se limita a los elaborados por humanos y, por tanto, no puede aplicarse a una fotografía que el animal se tomó a sí mismo, aunque el aparato y la idea fueran del fotógrafo. Y si no hay derecho de autor, el uso de ese contenido es libre.

"Cuando una persona crea un trabajo, por ejemplo al tomar una fotografía, tiene el derecho de autor automático. Cuando la sube a una plataforma como Facebook o Instagram, muchas veces acepta sin leer o sin entender completamente unos términos de uso escritos en un lenguaje farragoso que lo que vienen a decir es que les cedes su uso, aunque la propiedad sigue siendo tuya", señala Misthal.

En ese caso, explica el abogado, si uno de tus amigos en Facebook coge esa fotografía y la imprime para vender postales, puedes denunciar la violación de tus derechos de autor. "Le diste permiso de uso a Facebook, no a él, y mantienes tu autoría sobre la imagen", ha precisado.

La interpretación de la ley se complica cuando entra en debate lo que en derecho se denomina "uso justo". La cuestión no es sólo qué se comparte, sino cómo se comparte y en qué cantidad: "Se considera que un titular no tiene la creatividad suficiente para estar protegido por los derechos de autor. El uso de una porción de un texto también puede hacerse siempre que no sea demasiado y cuando se considere un uso justo", ha apuntado la especialista.

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