Repoblando el bosque de la Armada Invencible

La Fundación Naturaleza y Hombre, en colaboración con la Fundación Banco Santander, ha iniciado un proyecto de repoblación de 50.000 hectáreas de bosque atlántico en las provincias de Burgos y de Cantabria. Estos montes han sufrido las consecuencias de la deforestación -han surtido durante tres siglos de árboles a las Reales Fábricas de Artillería de La Cavada y de Liérganes- y de los incendios provocados, algunos de ellos por ganaderos locales siguiendo una antigua tradición de quemas controladas.

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El proyecto se presenta muy ambicioso: recuperar una zona en la que prácticamente no existen árboles. La acción del ser humano sobre el terreno ha dejado este precioso lugar de Cantabria casi sin vegetación, solo prados y matorral. Durante tres siglos, los árboles de esta zona eran los que se utilizaban para fundir el hierro en los altos hornos de las Reales Fábricas de Artillería de La Cavada y de Liérganes. Según explica Carlos Sánchez, presidente de la Fundación Naturaleza y Hombre, para fundir un cañón se necesitan dos hectáreas y media de árboles. "En 50 años -añade- se construyeron 3.000 cañones, pero las factorías estuvieron funcionando durante 3 siglos". También se erigían navíos para la guerra y algunos de los árboles talados en este lugar sirvieron para levantar los barcos que formarían la conocida Armada Invencible.

Las tareas de repoblación se concentran en varias fincas de los municipios de Espinosa de los Monteros (Burgos) y de San Roque de Riomiera (Cantabria). En ambas, la principal norma es no utilizar maquinaria, solo pequeñas desbrozadoras para limpiar la maleza. La Fundación utiliza especies autóctonas: haya, roble, fresno, avellano, serbales y abedul. En algunas de las fincas tienen que recurrir a unos tubos que cumplen con una doble función: ayudan a la planta a crecer en la dirección correcta y ahuyentan al ganado para que no la coma.

Junto con la deforestación, existe una práctica que ha ido pasando de generación en generación y contribuye a aumentar todavía más el esquilmado del monte. Los ganaderos de la zona realizan quemas controladas con la premisa de que en una zona arrasada por el fuego, el pasto crecerá más rápido. Con el paso de los años, esas quemas controladas han derivado en incendios sin control, debido al despoblamiento que sufre esta zona cántabra, con lo cual un pequeño incendio puede convertirse en un gran fuego que quema todo lo que se encuentra a su paso.

Las tareas de repoblación se completan con la implantación de un proyecto de ganadería ecológica, basada en la recuperación de especies propias de la tierra como la vaca roja pasiega, el burro, el caballo o las ovejas. Además, la venta de la carne y de la leche que producen estos animales es una fuente de ingresos que ayuda a financiar la obra.

El principal problema con el que se encuentran los promotores de esta iniciativa es la complicada colaboración vecinal. La ganadería es la principal actividad económica y según cuenta el alcalde de Vega de Pas, Juan Carlos García Diego, "hay que repoblar el monte de acuerdo con los que viven del monte". Este regidor apunta a que, a pesar de que está a favor de la repoblación, cree que se debería consultar más a la población local. Pone como ejemplo que si para plantar más árboles, hay que renunciar a tierras de pasto, los habitantes de estos pueblos estarán en contra porque es como si los echasen de sus casas. El alcalde de esta localidad pasiega se muestra partidario de las quemas controladas, pero denuncia la excesiva burocracia para obtener los permisos.

El proyecto de la Fundación Naturaleza y Hombre busca corregir un error que el ser humano ha ido cometiendo durante siglos. Las tareas de repoblación se iniciaron hace más de una década y a día de hoy ya podemos ver algo del resultado de esas labores. Sin embargo, queda mucho por hacer. "Lo que está realizado es una gota en medio del océano", como lo denomina Carlos Sánchez, presidente de la Fundación Naturaleza y Hombre.